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martes, 27 de septiembre de 2011

El amor del sapo

Cruncho era un pequeño sapo que vivía en una charca pegada a una enorme autopista. Era un sapo feliz y dicharachero muy querido por sus vecinos, familiares y amigos. Toda su vida se la había pasado en aquella charca, con el ruido de los coches de fondo pero disfrutando de su tranquila y pacífica vida de sapo. Por las mañanas, se levantaba bien tarde e iba, aún con legañas en los ojos, a cazar mosquitos con sus amigos. Se pasaban allí horas, degustando los manjares que la naturaleza les proporcionaba y de los que no tenían apenas que esforzarse para conseguir. Cuando tenían sus estómagos repletos, corrían a bañarse en el agua de aquella inmensa piscina natural que nunca terminaba de secarse. En verano bien es cierto que disminuía su caudal, pero siempre había agua suficiente para que todos disfrutasen de una vida apacible y gratificante.

Un día, sin embargo, la tranquilidad terminó. Cruncho paseaba tranquilamente por la orilla de la autopista cuando observó algo que lo dejó atónito en el otro lado de la misma. Era una hermosa rana que, al igual que él, se había quedado anonadada al verle. Fue amor a primera vista, ambos lo supieron. Sin embargo, el mayor de los peligros de aquel planeta se interponía entre ellos. Aquella autopista era extremadamente grande para que cualquier sapo o rana pudieran cruzarla. Muchos lo habían intentado y ninguno había sobrevivido. Por esta razón, estaba terminantemente prohibido intentar cruzarla. El corazón de Cruncho dio un vuelco y se enamoró al instante de aquella preciosa ranita. No sabía su nombre, ni siquiera sabía como era su croar o su forma de saltar, pero si sabía una cosa con certeza: estaba prendado de ella.

Cada día, en un acuerdo no escrito, ambos iban a esa misma hora a su respectivo borde de la autopista para verse. No podían tocarse, ni besarse, ni tan siquiera hablar; pero ninguno de los dos fallaba jamás. Era un amor que trascendía lo físico.

Pasaron los meses y ellos no faltaron ni un solo día a su cita. A pesar de ello, su amor no era completo. Tenían que encontrarse cara a cara, debían tocarse, hacer el amor como dos adolescentes, besarse y abrazarse por el resto de sus vidas. Cruncho, veía en la cara de su amada una pena inmensa, una tristeza procedente de la impotencia que daba no poder esta más cerca el uno del otro. Así que se prometió así mismo que al día siguiente intentaría cruzar la autopista.
Se lo contó a todos sus familiares y amigos. Les habló de un amor inconmensurable, imperecedero y total; y de cómo tenía pensado cruzar aquella vía endemoniada para estar con su amada. Todos lo tomaron por loco y le suplicaron que no lo hiciese, que moriría con total seguridad en el intento, pero él no les escuchó. el amor que sentía era demasiado grande como para dejarlo ir, estaba decidido y lo iba a conseguir.

Al día siguiente se levantó y fue con paso firme hacia la autopista. Todos sus seres queridos le acompañaron. Antes de comenzar, Cruncho se giró y habló:

"Queridos amigos, hoy vengo a realizar quizás la locura más grande de mi vida, la que probablemente me cueste la piel y la que me lleve al más allá. Sé que algunos no entendéis el por qué de mi decisión, pero espero que lo hagáis pronto. Todo esto es por amor, por un amor más grande del que jamás hayáis sido testigos. Me he enamorado de aquella rana y pienso acostarme esta noche junto a ella. Sé que tengo de mi parte a todo el universo, al cielo y a la tierra... y a todos vosotros. Sé que voy a conseguirlo porque es mi destino estar junto a ella, sólo os pido que tengáis fé, yo la tengo"

Tras observar las lágrimas floreciendo en los ojos de su madre, Cruncho se armó de valor convencido de que todo saldría bien, debía salir bien ya que el amor, todo lo puede. Así que comenzó a andar. Dio su primer salto y entró en la autopista. Corrió y corrió animado por su suerte mientras que esquivaba los coches y los camiones que pasaban. ¡Todo iba bien! ¡todo estaba saliendo a la perfección! ¡lo iba a conseguir! ¡su amor estaba más cerca! estaba casi llegando cuando ... puffff

Descansa en paz, Cruncho querido.

lunes, 29 de agosto de 2011

La pulsera mágica

Había llegado la hora. Después de años de búsqueda, el aventurero Peter Mcgonagal se encontraba a punto de descubrir el secreto mejor guardado de los últimos mil años, la Pulsera mágica. Contaba la leyenda que siglos atrás, un brujo había escondido en una caja de madera un amuleto capaz de dar superpoderes a su portador. Corría el año 3011 y Peter Mcgonagal estaba a punto de grabar su nombre a fuego entre los mayores descubridores de la historia. Tras años de búsqueda y miles de peligros solventados con valor, templanza y sangre fría; se encontraba frente aquel cofre de madera donde, a buen seguro, se encontraba la famosa pulsera.

Durante siglos, miles de personas habían buscado esa reliquia por todos los rincones del planeta tierra pero nadie había podido encontrarla. Solo Peter había sido capaz de resolver los cientos de acertijos que conducían a ella. Una joya ancestral que, según narraba la leyenda, era capaz de aportar a su portador habilidades dignas de magos, de súper hombres, casi se podría decir, de dioses.

Mcgonagal estaba expectante, su hombría y su virilidad no le hacían ponerse nerviosos pero si alguna vez su aspecto varonil pudo parecerse en algo a un hombre inquieto, fue en ese instante. Por fin iba a encontrar lo que durante años había estado buscando, la tenía delante, estaba completamente seguro. Cientos de años perdida y era él quien la encontraba, quien se beneficiaría de sus poderes mágicos. Por fin haría realidad el sueño de su vida, por lo que había peleado tantos y tantos años.

Lentamente y deleitándose con el momento, abrió el cofre y comenzó a estremecerse con el cosquilleo del triunfo, con el sabor dulce de la victoria. Por fin era suya, ahí estaba... la famosa pulsera mágica

jueves, 14 de julio de 2011

Los Vigilantes de la Playa

Hoy me he levantado a las nueve y media y he ido a desayunar a la cocina. Mientras lo hacía, he encendido la tele y me he puesto a ver la programación. Haciendo 'zapping' he llegado a La Sexta (creo) y me he encontrado con una vieja serie con la que tantos y tantos veranos he disfrutado: Los Vigilantes de la Playa.

Siempre he pensado que el éxito de una buena película o de una serie (comercial, me refiero) está sustentado en tres factores: tetas, acción y más tetas. Los Vigilantes de la playa no iban a ser la excepción. Aún recuerdo como nuestras madres nos ponían frente a la televisión en verano y observaban que, misteriosamente, nos quedábamos embobados cuando comenzaba:

- "Que maravilla de hijo tengo" - pensaban -"mira como se interesa por el socorrismo y admira como a héroes a esas personas que velan por nosotros" (ya sabéis vosotros lo ilusas que son las madres)

Pero el caso es que ya en la introducción te obnubilabas con Pamela Anderon, con Erika Eleniak, Carmen Electra y esas cámaras superlentas que te revelaban cada centímetro y, lo que es mejor, daban rienda suelta a la imaginación para que tu revelases en tu cabeza lo que ellas escondían.
Una serie de la re-mil-polla que me he comido desde los 12 hasta ahora, los 24.
Jamás en toda mi vida he visto un rescate como los que se hacían en Baywatch, probablemente jamás los vea pero te ponías a ver la serie y terminabas en la piscina flipándote como un cabrón y soñando con que alguna de ellas viniera aunque fuera a echarte la bronca por tirarte de 'bomba'

Os enseño la escena que me he comido esta mañana. Veréis que no tiene absolutamente nada que ver con los vigilantes pero efectivamente, son los Vigilantes de la playa.



Os transcirbo la conversación de los guionistas:

- Billy tio, ¡estamos jodidos!
- ¿Qué pasa Joe?
- Ya hemos gastados todos los tiburones, bombas terroristas, huracanes y demás para la serie, no sabemos que cojones poner en la escena del capítulo de la semana que viene, estamos perdidos Billy
- Tranqui Joe, pon tetas
- ¿Tetas? Dios Billy eres increíble, ¿cómo no se me habría ocurrido antes?
- Son muchos años de experiencia, trabajo y dedicación Joe, algún día tú tambien serás tan buen guionista como yo
- Gracias Billy, eso espero. Nos has salvado el culo

Y así sucesivamente cada semana


Por cierto, 400 entradas van ya en el blog. Gracias por seguir siguiéndolo a todos

jueves, 30 de junio de 2011

Risk

Ayer me trajeron a mi habitación una caja para que se lo devolviera a mi hermano. La caja en cuestión contenía el Risk, ese juego de mesa en el que tienes que enfrentarse a tus amigos para conquistar el mundo. Un entretenimiento cojonudo para las tardes de domingo o para compincharte con los otros para tocarle la polla al que peor te cae, porque como entre todos digáis de tocarle los huevecillos a uno, se los tocáis bien (el que haya jugado sabe de lo que hablo).

Esta mañana me he levantado y he visto la caja en mi mesa. Habré visto esa caja tropecientos millones de veces pero hoy la he analizado en profundidad... ¡en qué mala hora!

Os pongo primeramente la imagen general



A simple vista parece una portada acojonante. La caballería dispuesta a derrotar al enemigo, a enfrentarse con otro ejército por defender su patria, a su bandera... la repolla en vinagre vamos. Sin embargo, es la mayor mariconada hecha por el hombre. ¿Por qué? por dos imágenes que os paso a describir

1)

Perdonad la calidad de la imagen pero BlackBerry tiene una cámara de mierda (algo de lo que me encagaré aquí más adelante) pero creo que se ve más o menos claramente. Si acercamos más la vista a los soldados observamos como la cara del que ejerce un papel protagonista es acojonante. Con la espada desenvainada y una expresión de furia total, avanza presto a enfrentarse con el enemigo. Pero, si nos fijamos en el que está inmediatamanente a su izquierda (nuestra derecha) vemos que está cagado en las patas. Una cara medio de risa medio de llanto invade al soldado. El muy marica se dirige al combate...¡llorando! pero, alma cándida, ¿cómo quieres imponer respeto así?

2)

Y si la imagen anterior ya era lamentable a más no poder, no puedo describir la que os acabo de mostrar. En la parte derecha de la caja, observamos a dos soldados... si amigos, así es... abrazados. Un homenaje al guerrero mariposón se vislumbra en la caja del juego de guerra por excelencia. Que Dios me castigue si yo tengo algo en contra de los soldados gays, pero coño...¡una cosa que esté bien!

Total que hoy, de nuevo, he tenido que plantearme todo un universo de dudas. Me he vuelto a dar cuenta de lo engañado que estaba en otro asunto más, que no todo era como yo pensaba.

jueves, 23 de junio de 2011

Pulgarcito versión 'de Mora'

Hoy os vengo a contar una historia de mi infancia. Como cada niño, mi padre también me contaba cuentos a la hora de la siesta o antes de acostarme por las noches. En mi casa no somos muy normales, todo hay que decirlo, así que digamos que los cuentos clásicos, los de toda la vida, quedaban algo distantes de los que me contaban a mi con apenas seis o siete años. A mi padre, un educador nato, se la suda más que fervientemente los conceptos psicológicos, los traumas infantiles y las doctrinas de la pedagogía moderna (como por otra parte, nos pasa a la mayoría de personas). Es un hombre de toda la vida, que sabe que la tontería infantil se quita con un par de hostias y que el diálogo padre hijo está muy bien siempre y cuando no te pases de la raya. Cosas que por desgracias se pierden.

Bueno, a lo que íbamos.

Como decía, mi padre nunca ha sido de contar las historias como el guión preestablece. Él encontraba el cuento de toda la vida como una mariconada de cuidado y por eso cambiaba las historias a su gusto, bien para no dormirse contándolas, bien para sacarnos una sonrisa o bien porque le salía de sus santos cojones.
Hoy, por tanto, os voy a contar la historia, la curiosa historia más bien, de Pulgarcito. Vamos allá:

“Pulgarcito como su nombre indica, era un niño muy pequeño muy pequeño que había nacido poco después de que el espermatozoide de su papá fecundara el óvulo de su mamá, exactamente dos semanas después. Como era tan pequeño, su madre lo tenía muy mimado y no permitía que saliera nunca a la calle. Su pequeño tamaño siempre le había impedido jugar con otros niños por miedo a que lo pisaran. El chaval, que apenas medía los ocho centímetros de altura, se limitaba a luchar con palillos contra las moscas que se colaban en casa o a hacer castillos con los terrones de azúcar.

Un día, su madre se fue a la compra y dejó una ventana abierta. Pulgarcito que era muy curioso (a la vez que muy gilipollas) decidió salir al jardín de su casa a explorar el mundo que desconocía por completo. El niño paseó por entre los hierbajos, olisqueó las enormes flores y se divirtió embarrándose en la tierra mojada. Sin embargo, de repente, un gigante con cuernos (conózcase como una vaca) que pastaba por ahí, se lo comió sin querer.
Pulgarcito entró por la boca del animal, bajó por el esófago hasta entrar en el estómago. Allí, intentando no ser devorado por los jugos gástricos consiguió colarse por el intestino hasta que por fin salió del animal enjugado en un montón de mier...”

Bueno, pues ya conocéis el resto de la historia. Aquí mi padre, con estilo sutil y docente digno de elogio, explicaba a su hijo camuflado entre un cuento, todo el proceso digestivo de un animal. Si eso no es matar dos pájaros de un tiro, que baje Dios y lo vea

martes, 7 de junio de 2011

Ya no saben que inventar

El otro día vía mamá (@aritaber) me llegó este invento. Algo nuevo e innovador que parece ser que está teniendo un éxito bastante significativo en los países donde se está vendiendo. Echarle un vistazo

sábado, 4 de junio de 2011

El juego del Mechero

Después de tantos días sin actualizar el blog, os traigo un vídeo irrepetible de un juego inconmensurable. Data de 2006, cuando todavía vivía en Madrid y Raúl (@Rmm811) nos invitó por segundo año a celebrar Halloween en su camping de la sierra (os recomiendo encarecidamente que veáis todos los vídeos del canal porque son cojonudos). Os explico un poco las reglas de 'El Mechero' antes de que veáis el vídeo.

El juego del mechero es muy sencillo. Antes de empezar a jugar es conveniente ir ya un poco mamadillo porque así el riesgo aumenta y, por tanto, las risas que se echa uno también. Cuando ya te has bebido unos cuantos cubatas comienza el juego definitivo. Cada uno reta a un contrario en sucesivas rondas eliminatorias. Cada pareja de contricantes ha de tirar un mechero por persona (dos en total para los NINI´s) al suelo (cuanto más jodidamente duro, lleno de gravilla, clavos, cristales y demás, mejor). Cuando los dos mecheros están debidamente separados, cada uno ha de darle veinte vueltas rodeándolo. Finalmente, cuando el jurado ha contabilizado las veinte vueltas, el juez coge el mechero del suelo y se lo lanza un par de metros más allá al concursante. Este, ha de intentar visualizarlo y saltarlo posteriormente. Ya os advierto yo que no es tan fácil como parece, observar el por qué

NOTA: Atentos a mis tres momentos de gloria

1) Inicio del vídeo, cuando reconozco que el cabrón de Raúl me ha reventado la espalda
2) Minuto 3, cuando el muy cerdo ve que le estoy ganando, se olvida del mechero y me hace un placaje de película
3) Minuto 4:15, cuando de nuevo, el cabronzao, me roba el mechero y huye despavorido



¡¡JUEGAZO!!

martes, 24 de mayo de 2011

El verdadero rescate

Vaaaaale, ayer cambié un poquito la realidad y me dejé llevar quizás por mi imaginación en alguno de los pasajes que escribí. Me propongo a redactaros ahora la verdadera historia de cómo sucedió el rescate.

Llegábamos Iván, Pedro, Guille (tenéis sus twitters en la entrada anterior) y yo a la playa, cuando una señora con aspecto más o menos así...



... llegaba algo angustiada a preguntarnos si alguno sabía nadar:

- Perdonad chicos, ¿alguno de vosotros sabe nadar? es que hay un niño que se ha metido muy lejos y no puede salir

Efectivamente, a unos veinte o treinta metros de donde estábamos, un chaval las pasaba putas para poder mantenerse a flote. Inmediatamente Rulo y yo nos quitamos las camisetas (bueno, no son exactamente esculturales nuestros cuerpos, pongamos más bien que 'están forjados en el gimnasio de la vida') y corríamos a por él.

Iván se lanza al mar y comienza a bracear con él. Cuando lleva casi media hora, se da cuenta de que apenas había avanzado medio metro, con lo que ha de dejarse media vida en el intento de avanzar y no ser él quien se ahogue. Por mi parte, las cosas no va mucho mejor. Cuando me meto cinco metros en el agua, veo que el nivel del mar ya me sobrepasa las rodillas con lo que decido que es buena hora para dejar de correr y ponerme a nadar. Extrañamente, y cuando sólo había recorrido otro par de metros nadando, me doy cuenta de que, de nuevo y debido a la mierda de playa que es la Manga, el nivel ha bajado y cada brazada que doy me doy con los nudillos en el suelo. Me pongo al tanto del ridículo que estoy haciendo y vuelvo a ponerme de pie. Pudieron ser los cinco minutos más lamentables de nuestras vidas pero a las cincuenta o cien personas que habría no le importaba el rescate una soberana mierda, con lo que, por lo menos nadie nos ve. Finalmente y con más pena que gloria, llegamos hasta el chaval. Rulo le hace que lo rodee con los brazos y logramos acercarlo un poco a la orilla. El padre nos felicita con un "sois los mejores" y la vieja del principio ni se acerca para decirnos nada.
Las animadora de Wisconsin se habían ido a tomar una cerveza y nuestra hazaña queda en la nada. Espero que el cabronazo del niño por lo menos se acuerde denostros en unos años y se pague un cubata.

PD: Ya me habéis jodido la historia, espero que estéis contentos panda de cabrones

lunes, 23 de mayo de 2011

El rescate

Ya comenté el otro día por twitter (con más fracaso que éxito por cierto) la increíble heoricidad que mi amigo Iván (@ideotto) y yo hicimos el sábado por la tarde. Ante el aluvión de peticiones paso a escenificar en este humilde blog lo que pasó.

Llegábamos el propio Iván, Pedro (@ag_pedro), Guille (@guillermoagullo) y yo a la Manga a pasar un tranquilo y alegre día, bañándonos y relajándonos de nuestras muy estresantes vidas. Al llegar, extendimos nuestras toallas en la arena y nos tumbamos al sol para dorar nuestros esculturales cuerpos. A los cinco minutos, una señora llegó corriendo hacia nosotros con una cara de congoja, pavor y preocupación indescriptible. Tendría un aspecto más o menos así:



La mujer, presa del pánico, nos advierte que, a lo lejos, rozando el horizonte, un niño se está ahogando mientras su padre, sin éxito alguno, inteta salvarlo.
Era algo que cualquiera hubiese hecho, algo que un caballero no podría dejar en manos de otro. Iván y yo nos miramos, hicimos un leve asentimiento con la cabeza y ambos supimos que era nuestro deber. En ese mismo instante, nos despojamos de nuestras camisetas, lo que provocó que un grupo de animadoras de la universidad de Wiskonsin que, por coincidencias de la vida, estaban allí en la convención internacional de animadoras, se quedaran prendadas de nuestros atributos (y aún no habían visto el resto de atributos).
Corrimos prestos a enfrentarnos con el mar embravecido que aquella mañana forcejeaba con los bañistas de la temible playa de la Manga. Entre olas de varios metros de altura logramos llegar a aquel niño, arrastrarlo a la orilla y salvarlo de una muerte segura.

En la arena y bajo la atenta mirada de los miles de personas que había aquel día en la costa mediterránea española, pudimos realizarle correctamente la maniobra R.C.P y reanimarlo. Los aplausos atronaron en nuestros oídos cuando el pequeño escupió el agua que había tragado y se abrazaba a su madre que, agradecida, preguntó qué podía hacer por nosotros (extrañamente lo hizo chupándose insinuantemente un dedo). Lo único que respondimos fue:

- No se preocupe señora, era nuestro deber

lunes, 16 de mayo de 2011

Mi amigo, el del huevo enorme

Hoy es el cumpleaños de una de las personas que mas estima le tengo en el mundo entero. No voy a dar su nombre porque la historia que voy a contar le puede poner en serios problemas, así que esperaré a ver su reacción por si me da permiso y os adjunto su nick de Twitter.
Él fue la primera persona que conocí en Madrid, recuerdo como si de ayer mismo se tratase como me lo encontré en la puerta del aula de 1º de Periodismo con su camiseta de la Universidad de Salamanca y su cara de niño bueno (cara, porque es un hijo de puta de cuidado). Hemos vivido miles de historias increíbles: la vez que dejó llorando a una niña con ortodoncia, cuando descubrimos que posee un testículo descomunal, cuando inventamos el '¡Oh Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?’, cuando chocamos con su coche contra una casa... (todo verídico aunque no lo parezca). Pero la historia que hoy so vengo a contar es la que lo define a la perfección lo putísimo amo que es. Paso a narrar:

Era el examen final de una asignatura cuyo nombre no viene a cuento. Mi amigo tiene un aparato tecnológico para copiar en los exámenes y con el que se ha sacado media carrera, para no joderle la vida lo nombraremos como: un 'espejo'.
El examen era impartido por una profesora que dista mucho de los cánones de normalidad de la docencia, una puta loca vamos (ya os contaré otro día como conseguí yo aprobar una asignatura con ella). El caso es que llegamos a clase y nos pusimos a hacer el examen, una prueba por cierto, del que ninguno de los cuatro que íbamos tenía puta idea. Mi amigo, acostumbrado a ello sacó su reloj (mierda ya he dicho que es un reloj...) y se puso a copiar sin esperar que esa profesora se percatase de que aquel artefacto servía de chuletero (si profesores más cuerdos, serios y listos que ella no lo habían pillado, como una mujer que se va en medio del examen a tomarse un café podría siquiera imagina que ese reloj almacenaba todas las preguntas). Como suele pasar en estos casos, yo me cagué en él porque lo veía copiar sin piedad mientras que yo no tenía ni la más mínima idea de qué poner en ese maldito folio. Quiso sin embargo el Karma, que mi colega recibiera su merecido en lo que sin duda fueron los minutos más divertidos que yo he visto en mi vida. Cuando todo era paz, silencio y armonía; la profesora dijo en voz alta:

- ¡Tú, ¿qué tienes en ese reloj?!
No hay palabras para describir la cara de congoja, pavor y vergüenza absoluta que puso mi amigo. Quedó impertérrito, pasmado ante aquellas palabras. Al cabo de casi medio minuto de silencio incomodísimo, intentó salir de ese agujero negro donde se había metido:

- Wehh, eeh, yooo, ehh, yooo, naaaada, ehhh no tengo, no teeeengo nada - dijo con un hilo de voz moribundo
- ¿Con que no tienes nada? - respondió la profesora - enséñame ese reloj

Él viéndose perdido y ante el ridículo monumental que estaba realizando, decidió que más valía perder una batalla a la guerra y que era mejor salir de ese examen que perder el reloj para siempre y arriesgarse a una expulsión.

- Usted no es quien para exigirme nada - declaró con un tono solemne - no se lo pienso enseñar.

En ese momento, la loca de las cabras se abalanzó sobre él cogiéndolo por la muñeca y forcejeando (mi amigo medirá fácil 1.85) para intentar ver lo que escondía. Esos segundos de forcejeo fueron secundados por las risas atronadoras de la gente que veíamos incrédulos lo que estaba pasando.

Pero si eso fue increíble, más lo fue lo que vino después. Mi amigo, se levantó presto de la silla y, sacando orgullo de donde unos segundos había habido vergüenza, arrojó el examen al suelo dirigiéndose a la puerta principal mientras exclamaba: “Esto es una vergüenza, la pienso denunciar por calumnias". Y fue entonces cuando Dios completó su obra maestra. En el momento en que llegó a la puerta para salir de clase se dio cuenta de que, ante el silencio de todos los alumnos y las horas intempestivas que eran, el conserje había cerrado con llave pensando que no había nadie dentro. La imagen de mi amigo intentando abrir, empujando con todas sus fuerzas para salir de aquella situación infernal en la que estaba y de las risas de sus compañeros, jamás se me olvidará y, mucho menos podré olvidar, como la profesora pensó que realmente no podía abrir y fue en su ayuda. Los dos luchando con la puerta hasta que el conserje llegó. El rojo atomatado de su cara, mis lágrimas resbalando por las mejillas de la risa y el momento para recordarle durante el resto de mi vida bien valieron el suspenso que sacaría días después

¡Felicidades amigo!

martes, 1 de marzo de 2011

La hamburguesa del jefe

Madrid quedó atrás una vez más y con él, cientos de imborrables recuerdos. Los Oscar estuvieron más tranquilos que otros años aunque no por ello menos divertidos (ya os contaré otro día la historia de cómo le escupí un chicle a una chica).

Hoy, sin embargo, vengo a narraros una historia real como la vida misma que me contó Iván (@ideotto) de un amigo suyo.

El caso es que este amigo que os digo se fue de cañas con su jefe y un becario que había entrado nuevo a la empresa. A eso de las cinco de la tarde y viendo que no habían comido todavía y las cañas y los vinos empezaban a hacer su efecto, decidieron acercarse a un McDonald´s a tomarse una revitalizadora hamburguesa. Al llegar al restaurante de comida rápida, el jefe pregunta qué van a tomar, a lo que el amigo de Iván responde: "yo una cerveza únicamente". El chaval se pide la cerveza y su jefe una suculenta y grasienta hamburguesa.
Cuando todo está listo para comenzar el banquete, a su jefe le entra un apretón y tiene que ir urgentemente al baño. Nadie sabe por qué razón, el amigo de mi amigo, el cual cuatro minutos antes no tenía nada hambre, comienza a tener una sensación voraz por comer y con un par de testículos dignos de mención, abre la hamburguesa de su superior y le da un bocado ante el estupor del becario que, perplejo y estupefacto por tamaña acción, le increpa: "¡Loco! ¿qué haces tío?, es la puta hamburguesa del jefe".

Nuestro protagonista prueba la deliciosa carne de vacuno y pensando "ya de perdidos al río" se zampa toda la puta hamburguesa mientras que el becario no sabe donde meterse. A pesar de lo grande de la historia, la cosa no acaba aquí. Minutos después, el jefe regresa y ve que su hamburguesa ha quedado reducida a un minúsculo trozo de carne. Con cara de enfado mira al becario y dice: ¿qué ha pasado aquí?". El pobre chaval, descompuesto por el dilema de me la voy a cargar con mi jefe por el puto borracho este o quedar bien con un compañero, no sabe que decir y espera respuesta del culpable del cabreo monumental que tiene el tío. Efectivamente la respuesta se produce: "¿Hamburguesa? ¿Qué hamburguesa?" contesta nuestro protagonista. El becario ya a punto del suicidio confiesa: "El puto borracho este se ha comido su hamburguesa señor" mientras que el mega crack lo mira y, con cara de victoria asegurada, exclama: "mentira, has sido tú"

El puto amo

viernes, 18 de febrero de 2011

La triste historia de Toby, el perro infeliz

De entre todos los seres que poblamos el planeta, hoy os vengo a contar la que, con casi total probabilidad, sea la historia más desoladora de las que esta vida nos ha ofrecido. La historia de Toby, el perro infeliz

Toby nació en una familia de clase media después de que un perro callejero dejara preñada a su madre una tarde que ella se escapó un par de horas de casa. Tuvo una vida muy triste, ni siquiera se molestaron en currarse un nombre decente, le pusieron el puto nombre que todo el mundo pone a su perro. Además, como el embarazo de su madre no era deseado (ni por la madre ni tampoco por la familia) y ante la imposibilidad de regalarlo a otra persona, el padre de aquella casa decidió sacrificarlo tirándolo al río. La hija de aquel hombre sin escrúpulos, la única junto con su madre que le demostró algo de amor a Toby en su triste vida, se opuso a ello, pero no pudo conseguir que finalmente su padre lo arrojara al caudal. Aquel hombre malvado llevó a Toby y a su madre hasta el río y lo arrojó al agua ante la incredulidad de la perra que, en ningún momento, se imaginaba que el paseo iba a tener por finalidad asesinar a su cachorro. Toby cayó al agua y comenzó a nadar torpemente para no ahogarse. Su mamá se lanzó inmediatamente a rescatarlo. El cachorro se agarró como pudo a un tronco y logró mantenerse a flote a pesar de la fuerte corriente. Su madre sin embargo no tuvo tanta suerte y murió ahogada bajo la mirada de su hijo que, con lágrimas en los ojos, contemplaba la muerte de la única familia que tendría de ahí en adelante.

El perro deambuló por las calles de una ciudad a la que llegó días después de esa tragedia. Como no era precisamente guapo nadie se fijó en él y se las tuvo que apañar como bien pudo para llevarse algo a la boca. Entre paliza y paliza de los encargados de los restaurantes a los que iba a rogar alimento se encontró con un vagabundo borracho que lo adoptó. El hombre, que bebía como un cosaco, lo apaleaba día si y día también, pero Toby no tenía otra opción que aguantar los varazos que su dueño le propinaba con tal de poder alimentarse con las sobras de las latas de conserva caducadas que comía.

Pasaron los años, cada cual más triste que el anterior y, un buen día, su dueño amaneció muerto tras una sobredosis de cocaína. Toby, que siempre tuvo un gran corazón, lo veló durante semanas ya que, aunque probablemente había sido el peor amo de la historia, lo quería por ser lo único que había demostrado algo de afecto a ese desdichado animal.
Tras pasar el tiempo volvió a la calle a vagabundear y, el destino quiso que por fin, de una vez por todas, nuestro protagonista conociera la felicidad. Una preciosa perrita que también había sido abandonada se fijó en él e inmediatamente se enamoraron. Estuvieron juntos durante todo una semana, correteando por los verdes prados, acurrucándose en los portales de las casas que encontraban abiertas para guarecerse del frío, amándose y queriéndose. Sin embargo, el séptimo día, cuando Toby creía que por fin se hacía justicia y encontraba la felicidad, su pareja comió sin querer un veneno que algún desaprensivo dejó en el jardín donde aquella noche habían hecho el amor desenfrenadamente. La vio morir lenta y dolorosamente y notó su sufrimiento como propio. La dejó con el último aliento y, de nuevo con lágrimas en los ojos, pensó que la vida ya no tenía sentido. Así que dejó todo en manos del destino: se jugó su vida ante el azar y decidió intentar cruzar la autovía para probarse ante el karma. Si lo conseguía, significaría que el destino le ofrecía otra oportunidad, si no, todo acabaría como en ese momento deseaba. Se puso en una punta de la carretera y tomó aire. Dio un par de pasos y, como no podía ser de otra manera, el primer camión que pasó por la carretera destrozó en mil pedazos el escuálido cuerpo de Toby. Días después, el encargado del mantenimiento de la autovía, encontró únicamente el corazón del perro, un corazón que era asombrosamente grande en comparación con su cuerpo, un corazón de un perro que nadie recordará pues no hubo atisbo alguno de tregua en su vida, todo fueron calamidades desde que nació hasta que murió en aquel mar de asfalto.

PD: En el título lo ponía claro “La TRISTE historia de Toby, el perro infeliz”, así que no me vengáis con las quejas

lunes, 24 de enero de 2011

Se busca

Hoy acudo a Internet a pedir ayuda, a rogaros a vosotros, mis queridos lectores, que os apiadéis de mi y me ayudéis en la desapareción de alguien muy querido. Llevo ya tres o cuatro días preocupado, no ha vuelto a casa y nadie me puede decir nada sobre ella. No se si acudir a la policía, quizás ni ellos puedan ayudarme. Os hablo de mi Papelera de reciclaje. Si, ese icono que todos tenemos en la pantalla principal de nuestro ordenador y que a mi, extrañamente me ha desaparecido. No sé por qué se ha ido, no la noté distinta últimamente. Bien es cierto que le tiraba toda la mierda que no quería, que a veces se me olvidaba vaciarla durante semanas y que nunca le daba las gracias, ni le compraba flores, ni le decía cuanto la quería...snif...quizás sea culpa mia.

El caso es que de unos días a esta parte mi pantalla principal luce así



Triste, solitaria, con ese huequecito que está jodiendo a los demás iconos. Todos la echan de menos, ya no abren igual. El Firefox me está fallando y lo peor es que el Chrome se ha alidado con él (no me seáis gentuza y me digáis que use el Explorer, no estoy tan deseperado); el JDownloader y el Rdesc sólo me descargan porno y más porno (algo que sería bueno si no fuese porque me bajan zoofilia y porno gay), el Spotify únicamente me deja escuchar la discografía de Camela, aunque intente escuchar Rascal Flatts. Los muñequitos del Messenger se pegan todo el día y después fornican para reconciliarse, y mi fondo de pantalla, ese mar oscuro y acojonante se cambia cada 5 minutos por otra foto, no sé si debería decirlo, me da mucho miedo...por esta...



Por favor, si alguien puede darme cualquier información sobre el paradero de mi Papelera le recompensaré generosamente. Ya no aguanto más sin ella.

"Querida, si me lees en este momento, vuelve a cada. Todos te queremos y te echamos de menos".

miércoles, 5 de enero de 2011

Mi carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Este año he sido especialmente bueno. Es cierto que no terminé la carrera y que, todavía me quedan tres asignaturas (entre ellas Rosa Cal) para ser por fin periodista. Es cierto que no tengo trabajo y que mis gastos han sido superiores a mis ingresos (y si no que se lo digan a mis papás) y, por qué no decirlo, también es cierto que no he hecho nada productivo por la humanidad más que ponerme hasta el ojete de todos los vicios (hombre todos tampoco) que existen. Pero como vuestro deber es satisfacerme si no queréis que os denuncia a Facua, os pido una serie de cosas que se que cumpliréis (no me vale la excusa de que he escrito tarde ya que esto llega al instante)

1) Plano económico: no pido un trabajo bien remunerado, quiero directamente el euromillón. Ahora que también os aviso que como seáis tan desgraciados de dármelo un día de 15 milloncejos, os corto la chucha. Yo quiero el premio gordo, más de 100 millones me valen... plazo fijo y a vivir

2) Plano amoroso: quiero una chica agradable, lista, cariñosa y extremadamente preciosa. No me vale eso de "es una chica inteligente y, por consiguiente, no muy guapa". Quiero la diosa más grande del planeta chorreando por mi y que me de clases de física cuántica y filosofía

3) Plano académico: quiero mis dos carreras ya, pero las quiero sin dar palo al agua y con notazas. Bueno la verdad es que si me las aprobáis con ‘5’ no me voy a quejar, pero coño, ya que estamos portaos un poquito

4) Plano salud: Quiero poder levantar troncos con los genitales. Deseo la salud más fuerte de mundo, indestructible, inconmensurable, incombustible...infinita. Quiero hacer el maratón en doce minutos y que me queden fuerzas para pasar una noche de orgía con cinco modelos

5) Plano belleza: ahí ya os portasteis hace tiempo


Y acabada la broma, toca empezar a currar para que todo eso se cumpla (menos lo de la belleza cabrones, que eso si es cierto)

Que os traigan muchas cosas los Reyes...¡muak!

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Chico ColaCao

Ayer tuve el gustoso placer de volver a reencontrarme con mis compañeros de la infancia, con gente que hacía muchos años que no veía, en lo que fue una cena increíble en Hellín. Tras un atracón de 312 € en la que comimos abundantemente (y no os quiero contar la cerveza que llegamos a beber) llegó la hora de los cafés. El camarero comenzó a apuntar los diversos tipos: el sólo, el cortado y el bombón tradicionales, el carajillo para seguir con el alcohol y algún otro tipo que ahora se me escapa de la memoria. Le tocó el turno a mi querido amigo Manuel Guillamón (@loloQ33) que sin pensárselo dos veces y sin tener en cuenta la burla eterna que su decisión conllevaba, se animó y dijo: "a mi tráigame un ColaCao".

Las conversaciones de las mesas de al lado cesaron y el restaurante entero quedó estupefacto, anonadado, perplejo y pasmado ante tal afirmación, sólo las risas incontenibles de mi mesa irrumpían en el silencio.
El camarero que pensaba que mi amigo, en el culmen de su borrachera, se estaba cachondeando de él, no daba crédito y replicó "¿en serio?" ... efectivamente lo era

Y con un par de cojones y sin pensar en el qué dirán, mi queridísimo amigo se tomó su ColaCao. Aquí la prueba



Pueden observar como mi otro amigo Javier López Noval (@javielnoval) le da la espalda en un gesto de total repugnancia ante semejante aberración.

Más tarde, ya de fiesta, alguna gente lo miraban raro, incluso me pareció oír susurros que decían: "mira nene, ese es el del ColaCao"

martes, 16 de noviembre de 2010

La historia del muñeco malvado que no lo era tanto

Hoy os voy a contar una historia cierta como la vida misma. Una historia que no tiene ni un ápice de invención ni de mentira, creedme, esto ha pasado.

Resulta que hace poco en una casa como cualquier otra de una ciudad no muy lejana a la vuestra, un niño de unos ocho o nueve años llamado Ramoncín (no el ESE que todos pensáis) recibió una caja de muñecos de su primo mayor que ya no jugaba con ellos y había decidido regalársela. Ramoncín estaba exultante e impaciente porque aquella maravillosa caja de juguetes llegara a sus manos. Siempre había intentado jugar con los juguetes de su primo, pero este jamás le había dejado, ahora, ya pensando en otras cosas más de su edad (cosas como estas) le cedía todos los amigos con los que había pasado tantos y tantos momentos de alegrías en su niñez.

De repente el timbre sonó y Ramoncín corrió presto a la puerta, abrió y ahí estaba, en las manos de su tía Sofía, la caja soñada que contenía todos los juguetes. Besó por cortesía a su tía y le arrebató el tesoro de las manos. Después corrió por las escaleras hasta su habitación. Ahí abrió la caja y comenzó a alucinar con todos los muñecos de la saga Star Wars (pero con los viejos, que son los que molan), con los personajes de los cómics de Marvel (no esa basura de Naruto) y con los cientos de miles de Playmobil que tenían menos movilidad que los ojos de Espinete. Fue vaciando la caja poco a poco hasta que, de repente, encontró un muñeco especial, no era muy apuesto, parecía un villano más bien, pero daba menos miedo que un Osito amoroso, efectivamente era él.


El pequeño Gargamel

El niño, como buen NINI ignorante, no sabía quien era aquel hombre y tuvo que investigar. Bajó a preguntar a su mamá y a su tía si conocían a aquel extraño ser, ninguna lo supo. Entonces con su móvil de última generación llamó a su primo, pero como era más tonto que una mierda que se culturizaba únicamente con los programas de Física o Química, no supo explicárselo bien, así que no tuvo más remedio que recurrir a Internet. Pasado un cuarto de hora y cuando hubo visto el suficiente porno recordó que no había entrado a la red para tocarse, sino para intentar buscar la identidad secreta de aquel extraño muñeco. No se le ocurrió como describirlo así que se limitó a poner en Google "el villano más lamentable de la historia". Efectivamente tuvo su recompensa: Gargamel se llamaba aquel tipo.

Según el buscador era el malvado de una extraña serie que se ponía antaño en la que unos personajes azules llamados "Pitufos" se burlaban de él a saco y lo ridiculizaban a diario. A Ramoncín le pareció lamentable que unos enanos azules se rieran de un tio y decidió que aquel muñeco no era digno de pertenecer a la misma colección que los Power Rangers o los Pokemon. Así que lo metió en una caja donde pasó los siguientes años.
Como siempre pasa, cuando el niño iba al colegio, los muñecos volvían a la vida (y sino te lo crees mira esto payaso) y le hacían un bullying increíble al pobre Gargamel. Se descojonaban de él porque Ramoncín lo había excluido, no le invitaban a las bacanales que hacían con las Barbies de su hermana Rosamari y nunca le dejaban ir con ellos a mearse en el agujero del cerdito hucha. Los años pasaron y Ramoncín creció y, por tanto, hubo un momento en que se desprendió de sus juguetes como anteriormente su primo había hecho. Él se los dio a su sobrinito Tomás, que ni siquiera quiso jugar con ellos ni una sola vez y los tiró todos a la basura porque prefería jugar con la Play 5 al nuevo éxito de Sony "Se Jack el destripador, viola y mata".

Así que Gargamel acabó en la basura junto con todos los juguetes que se habían reído de él y también con la hucha (que ya estaba requetemeada) y mientras el fuego del basurero consumía lentamente sus cuerpos de plástico, el muñeco marginado se rió fuertemente de los demás y gritó antes de morir definitivamente: Toda la mierda al final acaba en el mismo sitio

Nota: si hay alguno que ha puesto en Google "el villano más lamentable de la historia" tiene mis más sinceras felicitaciones, ha ganado el premio al más tonto del día.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Telemierda

Los inventos más insólitos e inservibles del mundo aquí, en Telemierda



lunes, 27 de septiembre de 2010

Puta Ley de Murphy

Me levanto esta mañana después de una noche de sueño profundo y placentero. Con una mano quitándome las legañas y la otra rascándome el paquete, me dirijo al cuarto de baño. Enciendo la luz y me miro al espejo "¡la virgen que pelo!" pienso. Una mezcla entre el pelo de Son Goku, Álvaro Benito y Maki-navaja transforma mi cara en una especie de nueva tez desastrosamente fea (y no, no es lo normal cabrones). Pienso: "bah si para estar aquí no me peino, después me ducho cuando vaya a ir a la facultad".

Pasa el tiempo y la mañana. Tras varios capítulos de Friends (la octava temporada es vomitiva) me entra hambre y decido ponerme a cocinar. La grasa, el humo y el aceite se pegan en mis gafas produciendo una especie de costra asquerosa en el cristal. Todo completo vamos.

En ese mismo instante y con el capítulo más desastroso de la mejor serie de la historia de fondo, llaman a la puerta. Pienso que es mi hermano o algún NI-NI con lo que contesto con voz de camionero (aún no había hablado ni una sola palabra en toda la mañana) "¿quien es?" no recibo respuesta...

Me levanto y miro por la mirilla. Una diosa increíble ataviada con una camiseta blanca y unos pantalones muy muy cortos está enfrente. "Dios ... ¿qué hago?"

Corriendo cojo una camiseta del suelo y de una patada mando mis calzoncillos, mis pantalones y mis zapatillas (todo de una) a un rinconcito fuera de su vista. Me dirijo a la puerta y recuerdo que tengo en la cabeza un 'gato enfadado'. Entro al baño e intento peinarme, pero es imposible. Sólo el agua puede curar ese mal. La chica se desespera, sabe que hay gente dentro por el sonido de Friends y porque he contestado, con lo que me veo obligado a abrir si o si. Me echo una 'manguzá' de agua e intento peinarme lo mejor posible. Abro la puerta y ahí está: preciosa, iluminada por la luz de la ventana del pasillo me dice: "hola, perdona ¿me podrías dar un poco de sal?"

¡Vamos no me jodas! ¿¿te cachondeas de mi?? ¿¿dónde está la cámara??
Contesto: claro un momento.
Me giro y me doy con el armario, ella se descojona, todo es demasiado lamentable. Le doy el salero entero y le digo: coge lo que quieras y ahora me lo traes.
Se marcha y yo entro en el baño a ver que es lo que mi amiga acaba de ver. La imagen es dantesca: Un tio con el pelo mojado y totalmente desastroso, con una camiseta empapada de agua y unas gafas llenas de aceite... lamentable

Pero no queda ahí la cosa. De repente, oigo de nuevo la puerta y efectivamente vuelve a ser ella. Viene a devolverme el salero. Sabiendo lo ridículo de la situación, no me quedan más cojones que abrir la puerta y volverle a mostrar mi fealdad absoluta de nuevo. Esta vez ni la miro a los ojos. Me da las gracias y se va

Esa es mi mañana, verídica 100% aunque suene demasiado lamentable como para creerlo. Me voy a seguir llorando