lunes, 17 de agosto de 2015

Antónimos

Perderme sin rumbo bajo tu falda,
Encontrarte al despertar a mi lado,
Hacerme el dueño de toda tu espalda,
Esclavizarme a tu lengua y tu pelo dorado.

Bajar lentamente por tu ombligo,
Hacerte subir al mismísimo cielo,
Acallar con mis manos tus gemidos,
Gritarle al universo que te quiero.

Amar cada una de tus manías,
Odiar al mundo si te me alejas,
Comprar un ramo de tus caricias,
Venderte mi alma a tocateja.

Humedecer con mis labios tu boca,
Secar de tu cuerpo el sudor de la noche,
Amarrarte tan fuerte que te vuelvas loca,
Dejar que te vayas sin ningún reproche.

Crear con tus ojos una religión entera,
Destruir a cualquiera que te haga sufrir,
Sentir con mi pecho que tu corazón se acelera,
Saberme vacío si no estás aquí.

Decir un ‘te amo’ cuando estás dormida,
Callarme las ganas que tengo de ti,
Porque sin ti, cariño, me falta la vida
Porque sin ti, mi amor, no puedo vivir.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Microcuento (VIII)

Que me apaguen el mundo, que me quiten la luz; que apenas entre un rayo por la persiana de mi habitación mientras te desnudo poco a poco, mientras la ropa va cayendo al suelo frío y mi boca se enreda en tu cuello erizándote la piel, volviendo a sentirte conmigo, aquí, a mi lado, olvidándonos del mañana para regresar al ayer, centrándonos en lo querido y olvidándonos de lo odiado, saber que aunque nos fuimos nunca nos hemos olvidado.

Que me quiten los días, que se lleven el sol y las tardes de calor con mar y sonrisa. Que me roben todo y me dejen a oscuras leyendo tu piel en braille, aprendiendo el idioma de tus besos y sintiendo tus manos perdiéndose en mi espalda. Que se lleven la música y el cine, el mar y el balón de cuero, la luna y la playa; que se lo lleven todo, que si te dejan a ti no me hace falta nada.

Que me roben el olor del rocío de la mañana si me queda el tuyo perdiéndose en mis fosas nasales. Que se lleven el sabor de los manjares o el tacto del vino en mi lengua si a ésta le concenden libertad  para explorar toda tu anatomía y hacer que te aferres a la almohada con la pasión de una adolescente, sintiendo tu boca mordiendo la mía, saber que nos faltan noches y nos sobran los días.

Que el cuento no termine nunca, que se lleven el castillo y el dragón, las perdices y el caballero andante, pero que, por favor, no se lleven a la Princesa Prometida, a esa dejádmela aquí, para que la devore con la pasión del animal más fiero, para que te repita que sí, que te quiero, y consiga gritar al mundo que si no te tengo, me muero.

domingo, 2 de agosto de 2015

Imagina

Imagina tu blusa cayendo sobre los azulejos de mi cuarto y las gotas de sudor rompiendo contra el suelo mientras los gemidos resuenan en el aire despertando a los vecinos. Imagina mis dedos surcando tu piel desnuda, acariciando tu cuello, explorando tu espalda, palpando tus piernas, apretando tu pecho, rozando tu boca y sintiendo el calor de tu piel mientras te voy volviendo cada vez más loca. 

Imagina mi lengua luchando con la tuya, imagina tus muslos entrelazados a mi espalda, imagina mis ojos clavados en tus pupilas contraídas, convenciéndote sin palabras de que no quiero que te vayas, de que no habrá otro lugar donde puedas estar mejor; jugando a que el tiempo no pasa, a que el reloj está roto, a que no hay mundo más allá de ese colchón que cruje bajo nuestros cuerpos, que grita de placer, que chirría de gozo, que pide más amor, que nos ruega más pasión, que se nos insta sin pudor a perder cualquier atisbo de razón.


Imagina mis manos levando las tuyas hacia el cielo y amarrándolas al cabecero. Imagina cómo me pierdo en tu cuello inhalando el perfume apresado en él, mordiéndote la curva que lo enlaza con el hombro, notando cómo luchas por no desfallecer. Imagina que te abrazo tan fuerte que crees que te voy a romper, imagina que te beso con premura una y otra vez, imagina que te amo hasta un nuevo amanecer e imagina, querida mía, que ese sueño que te narro casi está por suceder. 

Imagina que la leyenda cobra vida, imagina que el cuento se torna realidad, imagina que los besos que creímos inventados, de repente, se vuelven de verdad. Imagina que la función comienza y que tú y yo la vamos a interpretar, imagina que el escenario es esa cama que te digo, esperándonos para echar a volar. Imagina que las letras se convierten en hechos, que las frases cobran sentido, que el texto que parecía imposible en un momento parece que ha sucedido. E imagina, mi vida, que un día, cuando menos te lo esperes, todo esto que te digo…nos habrá ocurrido.