No quiero que otros ojos se
reflejen en los míos al amanecer, que otros labios me besen, que otra voz
pronuncie mi nombre o que otras yemas me acaricien la piel. No quiero que otra
mano me ayude a levantarme cuando me vuelva a caer, no quiero ni otra boca
junto a la mía ni otro cuello que morder, no quiero que sean otros besos los
que me hagan estremecer de placer y, sobre todo y ante todo, no quiero que
ninguna otra persona en este universo sea la que me vea envejecer.
Tampoco quiero que mi cama se
pueble con otras mujeres ni, como te dije hace algún tiempo, tu fragancia desaparezca de mi almohada. No quiero
ni otra primera cita, ni el número en un bar de aquella chica ni masajear otros
pies cuando llegues cansada. No quiero más bajas en guerras cuando tenía la
tuya ganada, no quiero soldados heridos, ni disparos ni balas gastadas; no
quiero más que ser tu maldito esclavo en la que una vez fue nuestra cruzada. No
quiero más principios en esta historia que ya ha tenido muchos finales, no
quiero más primeros besos noches que parecen que nunca van a terminar, lo
único que le pido a esta vida que comenzó hace tiempo pero no parece que vaya a
pasar es tenerte para siempre, desde esta misma noche, hasta el momento en que
deje de respirar.
Porque prefiero pelearme contigo
a hacer el amor con cualquier otra, prefiero una tarde sin hacer nada a tu lado
que dar la vuelta al mundo si tú no te vienes, me conformo con una cena en
casa, con una manta tapándonos o un cine los viernes. No pido más que la
quietud de una vida sencilla a la de una vida repleta de todo pero en donde tú
no me beses. Que pasen los días y pasen los meses, que venga lo bueno y también
lo malo, que pare la tierra o el sol comience a moverse, que se vaya todo al
carajo pero necesito que regreses.
No quiero un cuento de hadas si
no eres tú mi princesa, no quiero que suene la canción perfecta si no la
escucho contigo, no quiero guirnaldas, luces, velas ni tartas de fresa. No
quiero más días de lluvia si está mi sofá tan vacío, no quiero que salga el sol
mañana si, por mucho que caliente, no siento nada más que frío. No quiero otra vida que no
sea la que era contigo, no quiero darle el corazón a nadie porque ya es
imposible, porque no tiene sentido, porque no le puedo regalar a otra lo que ya
no tengo porque lo he perdido. Y es que, querida mía, la unica que puede regalarlo eres tú... porque tienes el mío.