domingo, 21 de noviembre de 2010

El Chico ColaCao

Ayer tuve el gustoso placer de volver a reencontrarme con mis compañeros de la infancia, con gente que hacía muchos años que no veía, en lo que fue una cena increíble en Hellín. Tras un atracón de 312 € en la que comimos abundantemente (y no os quiero contar la cerveza que llegamos a beber) llegó la hora de los cafés. El camarero comenzó a apuntar los diversos tipos: el sólo, el cortado y el bombón tradicionales, el carajillo para seguir con el alcohol y algún otro tipo que ahora se me escapa de la memoria. Le tocó el turno a mi querido amigo Manuel Guillamón (@loloQ33) que sin pensárselo dos veces y sin tener en cuenta la burla eterna que su decisión conllevaba, se animó y dijo: "a mi tráigame un ColaCao".

Las conversaciones de las mesas de al lado cesaron y el restaurante entero quedó estupefacto, anonadado, perplejo y pasmado ante tal afirmación, sólo las risas incontenibles de mi mesa irrumpían en el silencio.
El camarero que pensaba que mi amigo, en el culmen de su borrachera, se estaba cachondeando de él, no daba crédito y replicó "¿en serio?" ... efectivamente lo era

Y con un par de cojones y sin pensar en el qué dirán, mi queridísimo amigo se tomó su ColaCao. Aquí la prueba



Pueden observar como mi otro amigo Javier López Noval (@javielnoval) le da la espalda en un gesto de total repugnancia ante semejante aberración.

Más tarde, ya de fiesta, alguna gente lo miraban raro, incluso me pareció oír susurros que decían: "mira nene, ese es el del ColaCao"