martes, 29 de junio de 2021

Te mereces

Te mereces alguien que te quiera tanto que, en ocasiones, te preguntes qué has hecho tú para merecer ese amor. Te mereces gestos tiernos y palabras sinceras, que te abrace fuerte y te bese lento, que se despierte en las noches de invierno para arroparte con el edredón y se levante temprano en las mañana de verano a bajar la persiana cuando los primeros rayos de sol rompan en la habitación. Te mereces respeto eterno, amor incondicional, confianza ciega y que cuando te mire a la cara sientas tanta ternura en esos ojos que no quieras estar en otro lugar del universo.

Te mereces paseos de la mano, viajes, fotografías cursis y mensajitos de WhatsApp de esos que causan rubor en los demás. Que te caliente los pies si los tienes helados, que te escriba notas en el vaho del espejo del baño, que te enseñe mucho de algunas cosas y que preste atención infinita cuando tú quieres enseñarle a él de otras. Te mereces la verdad absoluta, tan dura y cruel como pueda serlo, pero que es la única que todos necesitamos porque, al fin y al cabo, nadie merece una sola mentira por pequeña que sea. Anocheceres de vino y besos, amaneceres de resaca y pasión; que te quite la ropa con la fiereza de un adolescente en celo y te haga sudar sobre las sábanas en la más fría noche del mes de enero. Que te erice la piel con sus labios, que te susurre palabras lascivas al oído, que te ame mucho, que te ame bien, que disfrute cuando tú disfrutes y que ambos, juntos, os perdáis en mil y una noche de ardor sin importar qué ocurra más allá de las cuatro paredes de tu habitación.

 

Te mereces a alguien que se desviva por ti, que se quite todo para dártelo y por el que tú harías lo mismo sin pensarlo. Te mereces que te quieran como tú quisieras que te quisiera y como a mí me encantaría quererte aunque, tristemente, no pueda hacerlo. Quizá porque hay veces en la vida que uno quiere tanto que ya no puede volver a querer igual, que gasta todo el amor que tenía y seca un pozo que una vez estuvo lleno y, probablemente, ya no vuelva a llenarse más. Pero eso no quita que tú, que te mereces todo lo bueno que esta vida maravillosa puede ofrecernos, no vayas a encontrar a ese que te ame con tanta fuerza que crea que va a explotar.

Te mereces una casa con jardín y un césped verde, unas vacaciones con atascos y niños quejándose, envejecer junto a alguien al que has visto crecer y que te conoce más que tú misma. Te mereces soplar muchas velas en tartas y Navidades peleando por dónde cenaréis primero. Momentos duros, momentos buenos, momentos malos y alguno que no sabrás muy bien qué hacer. Enfados y reconciliaciones, lágrimas de alegría y alguna de pena también y, en definitiva, te mereces una vida junto a alguien que te llame ‘vida’ y que, sin darte cuenta, sea tan parte de la tuya que llegará un día que ya nada tenga sentido si no está él al lado para vivirla contigo. Te mereces amar sin medida porque eso, como diría el poeta, es la medida de toda la vida. Te mereces todo lo bueno que existe y a alguien tan bueno que nos haga malos a todos los demás.