El trago de agua fresca
cuando te mueras de sed,
o el brazo que te agarre
cuando vayas a caer.
La vela que te alumbra
cuando cae la oscuridad,
dime qué quieres que sea
y no seré otra cosa jamás.
El roce de unos labios
que te ericen la piel,
o el sabor de una caricia
tan dulce como la miel.
La pupila que refleje la tuya
cada mañana al despertar,
Dime lo que quieres que sea
y no dejaré de serlo jamás.
El susurro en el oído
de millones de 'te quieros',
cada país o continente
o quizá el mundo entero.
Dedos que surquen tu espalda
dibujando con tus lunares un mapa.
Dime que sea Supermán
y me pongo ya mismo la capa.
O el héroe de un cuento de hadas
o, si lo prefieres, un príncipe azul,
lo que digas, lo que exijas,
lo que quieras y desees tú.
Aquí tu siervo te emplaza,
a que hagas lo que te plazca conmigo.
Dime qué quieres que sea,
que me pongo con ello ahora mismo.