jueves, 30 de junio de 2011

Risk

Ayer me trajeron a mi habitación una caja para que se lo devolviera a mi hermano. La caja en cuestión contenía el Risk, ese juego de mesa en el que tienes que enfrentarse a tus amigos para conquistar el mundo. Un entretenimiento cojonudo para las tardes de domingo o para compincharte con los otros para tocarle la polla al que peor te cae, porque como entre todos digáis de tocarle los huevecillos a uno, se los tocáis bien (el que haya jugado sabe de lo que hablo).

Esta mañana me he levantado y he visto la caja en mi mesa. Habré visto esa caja tropecientos millones de veces pero hoy la he analizado en profundidad... ¡en qué mala hora!

Os pongo primeramente la imagen general



A simple vista parece una portada acojonante. La caballería dispuesta a derrotar al enemigo, a enfrentarse con otro ejército por defender su patria, a su bandera... la repolla en vinagre vamos. Sin embargo, es la mayor mariconada hecha por el hombre. ¿Por qué? por dos imágenes que os paso a describir

1)

Perdonad la calidad de la imagen pero BlackBerry tiene una cámara de mierda (algo de lo que me encagaré aquí más adelante) pero creo que se ve más o menos claramente. Si acercamos más la vista a los soldados observamos como la cara del que ejerce un papel protagonista es acojonante. Con la espada desenvainada y una expresión de furia total, avanza presto a enfrentarse con el enemigo. Pero, si nos fijamos en el que está inmediatamanente a su izquierda (nuestra derecha) vemos que está cagado en las patas. Una cara medio de risa medio de llanto invade al soldado. El muy marica se dirige al combate...¡llorando! pero, alma cándida, ¿cómo quieres imponer respeto así?

2)

Y si la imagen anterior ya era lamentable a más no poder, no puedo describir la que os acabo de mostrar. En la parte derecha de la caja, observamos a dos soldados... si amigos, así es... abrazados. Un homenaje al guerrero mariposón se vislumbra en la caja del juego de guerra por excelencia. Que Dios me castigue si yo tengo algo en contra de los soldados gays, pero coño...¡una cosa que esté bien!

Total que hoy, de nuevo, he tenido que plantearme todo un universo de dudas. Me he vuelto a dar cuenta de lo engañado que estaba en otro asunto más, que no todo era como yo pensaba.