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martes, 19 de abril de 2011

Como me hice la cicatriz (V)

Me quedan unas cincuenta visitas para llegar a las 30.000 y, antes de nada, quisiera agradeceros a todos los que entráis a este blog alguna vez el apoyo y el cariño que me mostráis. Hoy, como recompensa a ese afecto os voy a contar una historia que no he contado nunca, jamás, de los jamases, ninguna vez antes. La historia de cómo me hice la cicatriz:

Aunque ya apenas se note por el excelente trabajo del doctor que me curó, en mi frente luce, al más puro estilo Harry Potter, una cicatriz que tiene una historia muy dura detrás. Ha sido muy difícil para mí olvidar aquella experiencia traumática, pero ahora, con la ayuda de mis seres queridos, estoy dispuesto a contarla aquí, para todos ustedes.

Como muchos de vosotros sabéis, mi gran pasión es la escalada. En mi haber puedo decir orgulloso que poseo varios records mundiales de montañismo y que ya he subido varias veces las cimas más altas del mundo. Pero de entre todos los peligrosos momentos de mi vida, recuerdo este como el peor de todos. Me disponía a subir por decimoquinta vez el Everest, la montaña más alta de la tierra, tras haberlo hecho con y sin oxígeno, en bañador, en zancos y gateando; ahora mi reto era subirla de espaldas, con una mano atada a la espalda y acompañado de una compañera ninfómana china.


Compañera ninfómana china

La travesía no tenía casi ningún problema para un experto escalador como yo, pero nunca debes subestimar el poder de la naturaleza. Aquel día especialmente frío de invierno, llegamos a rozar los -160º y no tuvimos más remedio que regresar al campamento base para que mi pobre compañera (no yo, que soy el puto amo y aguanto todo lo que me echen) pudiera sobrevivir. Casi rozábamos la cima cuando ella dijo que no podía más, que a pesar de ver mi ímpetu varonil y mis ganas de coronar aquella cima que la estaban poniendo 'perrísima' (palabras textuales suyas) debía bajar. Descendiendo, su arnés se soltó por una avalancha de roca y hielo que sus gemidos de placer al verme, estaban precipitando. Sosteniéndome sólo con una mano (la otra la tenía atada a la espalda, que no escucháis lo que se os dice) conseguí salvarla de una muerte segura y llevarla a una cueva. Sin embargo, no pude evitar que una roca afilada como la misma espada del demonio me cortara la frente.
Cuando por fin estábamos a salvo, la chica vio como mi frente sangraba y temió lo peor, que su amado (yo, por si quedaba alguna duda), muriese allí en un final digno de una novela, pero que estaba sucediendo en la realidad. Así que recurrió a su cultura milenaria y consiguió curarme la herida con una técnica basada en distintas posiciones sexuales inimaginables para vosotros. Así pasamos las siguientes semanas, hasta que el tiempo arreció y pudimos coronar, como no podía ser de potra manera, la cima.

Y esta es la historia VERDADERA de mi cicatriz. He dicho

martes, 16 de febrero de 2010

Como me hice la cicatriz (IV)

Mucho se ha hablado sobre la cicatriz que serpentea en mi frente. He oído comentarios absurdos, noticias inventadas y anécdotas malintencionadas, que me han hecho armarme de valor y contar, de una vez por todas, la verdadera historia de mi vida y por consiguiente, de mi cicatriz.

Nací en una familia un tanto "especial". Mis padres fueron cruelmente asesinados al poco de llegar yo al mundo por un mago que la gente teme mencionar


Ete e el joputa

Fuí criado por mis tios que me hacían un booling increíble: tenía que cortarle las uñas de los pies a mi tia, podar el césped de mi tio (no el del jardín) y sacar la pelusilla del ombligo de mi primo el gordo.

Sin embargo, una noche cualquiera, un gigante barbudo vino a mi casa y me dijo que yo era mago y que la cicatriz que tenía en la frente me la había hecho el joputa de arriba. Me llevaron a un colegio extraño donde aprendí magia y demás movidas que no vienen al caso.


Colegio jogruas

La verdad es que fue muy duro ser el super popular del colegio, el que todas las niñas se querían tirar y siempre el centro de atención. Además tenía un pelirrojo como compañero que tenía nombre de debida alcoholica


Whiskey

Y otra tia hiperempollona que no salía nunca de la biblioteca y que creo que el pelirrojo se la zumababa, ¿o era el gigante peludo?


Hemorriones

El caso es que aquel lugar me acabó gustando y sobre todo recuerdo una clase en especial. Me acuerdo muy bien de aquella clase de sexología y de las horas extras que tenía con la profesora, la cual me cogió un gran cariño por cierto



Profesora

Esta es la historia de mi vida y de mi cicatriz. Espero que vuestra opinión sobre mi no haya cambiado

miércoles, 13 de enero de 2010

Como me hice la cicatriz (III)

Muchas historias y leyendas urbanas he oido por ahí sobre la cicatriz que adorna mi frente (de hecho atrae sexualmente a miles de mujeres). Durante mucho tiempo he guardado silencio por miedo quizás al qué dirán, por miedo a que la gente no crea la maravillosa historia de cómo me hice esa pequeña brecha en mi cara. Hoy por fin, tras años de dudas, me cito aquí con todos ustedes, para contar de una vez por todas, la verdad, la única e irrebatible verdad

Era una tarde lluviosa en Escocia. Allí poseo uno de mis múltiples castillos, éste más concretamente cerca de la localidad de Aberdeen, Edimburgo (no penséis que he puesto "localidad más bonita de Escocia" en Google y he escrito la primera que me ha salido, yo sería incapaz) y me apetecía dar un paseo para ver como la lluvia bañaba los campos floreados y las verdes praderas de la tierra de Sir Sean Connery.
En eso que de repente, un objeto volador no identificado se acercó a mi y sobrevoló durante unos minutos mi castillo



Otro cualquiera se hubiera asustado, hubiera corrido pero yo no. No conozco la palabra miedo y miré al horror, a lo desconocido a la cara, sin pestañear... sin gafas
De repente, el OVNI aparcó (en 3 maniobras, no dominaba mucho) y de él bajaron unos seres extraños




Se acercaron a mi, me hablaron y me explicaron que su planeta, cientos de años más avanzado que el nuestro, buscaba un especímen terrícola para experimentar y convertirlo en un super hombre. Me eligieron a mi, porque era lo más parecido a lo que querían conseguir

Me introdujeron en su nave espacial, me drogaron y jugaron con mi musculado cuerpo durante no sé cuanto tiempo. Tiempo después, me desperté en una sala y el jefe extraterrestre me explicó que habían desarrollado en mí unas mejoras para que viviera plenamente, como ellos lo hacían en su planeta. Inteligencia ilimitada, bondad, cultura, superpoderes y algo que me avergüenzo de decir, pero que por amor a la verdad os contaré: un miembro viril extremadamente potente, grande y vigoroso. Me hicieron probar mis nuevas facultades y me llevaron a una sala especial. Allí me esperaba un extraterrrestre algo distinto.



Probamos todos mis poderes y de ahí volvieron a dejarme (despues de un par de horas) en casa. Me explicaron que todo los avances me habían sido introducidos por un pequeño orificio que se me había hecho en la frente (de ahí mi cicatriz) pero que no sufriría efectos secundarios.

Tomamos café, pastas y galletitas en casa y después se fueron

FIN

PD1: Por favor, seguid tratándome igual, soy superior al resto pero no era mi intención
PD2: Si alguien que no me conozca lee esta actualizción que no me juzgue, que vea la del perrito y el gatito de abajo para que vea que soy buena gente
PD3: Sé que os extrañará que en las facultades que he dicho que me dieron los extraterrestres no he puesto "belleza", pero es que me dijeron que no querían derrochar algo tan valioso conmigo, puesto que ya lo había derrochado Dios anteriormente.

martes, 6 de octubre de 2009

Como me hice la cicatriz (II)

Como ya todos sabéis, hace más o menos un año un terrible accidente dejó una marca en mi frente, y aunque he tenido que pasar muchas y muy peligrosas operaciones, por fortuna, sigo vivo.

La historia es traumática y escalofriante, pero por consejo de mi familia, amigos y doctores he decidido contarla hoy.

El que me conozca sabrá que una de mis aficiones es hacer surf. Amo ese deporte, la sensación de libertad que te provoca coronar una ola...
El año pasado fui a Hawai, donde me habían dicho que están las mejores olas del mundo. Allí tengo una pequeña casita a orilla de la playa


Mi casa en la playa



El caso es que tras unos días de relax en casa, decidí que ya era hora de encontrar esa ola que todo surfista busca, la llamada "ola perfecta". Eran sobre las 11 de la mañana cuando me adentré con mi tabla en lo profundo del mar. No pasaron más de diez minutos cuando por fin, tras casi veintidos años de vida, tomaba la mejor ola que nunca habia visto. Una marea cristalina, de incontables metros de altura, se posaba bajo mi tabla. Las miles de personas que se agolpaban para observarme en la orilla aplaudían como locas y yo me sentía libre y feliz. Sin embargo, aquel momento de felicidad extrema se vió empañado por un terrible suceso. Desde la cresta de la ola, divisé a lo lejos un terrible tiburón que se acercaba rápidamente hacia un pobre niño que, indefenso como un conejo en una zorrera, no sabía que su vida estaba en peligro


Pequeño Billy


Tiburón que atacó al pequeño Billy


Yo por supuesto, no podía permitir que aquella fiera salvaje hiciera daño a ese pequeño y, utilizando el impulso de aquella ola enorme, me deslicé como pez en el agua (me ha costado encontrar el símil) hacia lo que en unos segundos iba a ser una carnicería. El miedo se apoderó de la gente de la orilla que observaba como ese tiburón iba a devorar a Billy; las mujeres lloraban y gritaban, los hombres observaban con impotencia la tragedia que iba a ocurrir y la mamá de Billy (recientemente divorciada después de un matrimonio horrible) gritaba desconsolada


Madre del pequeño Billy


El feroz escualo abrió sus mandíbulas para devorar al niño que en ese momento se percató por primera vez del peligro, cuando de repente de la nada, salí yo y me abalancé sobre la bestia, emprendiendo una pelea a cara de perro (o de tiburón). Yo intentaba esquivar sus afilados colmillos y a la vez luchaba por aguantar el poco aire que, tras ocho minutos bajo el agua, quedaba en mis pulmones. Finalmente conseguí agarrar un coral que había en el fondo del océnao y que tenía forma de cuchillo (no exagero nada, lo prometo) y conseguí clavarlo en la cabeza del tiburón que, inmediatamente cayó muerto.

Tras recuperar el aliento, llevé al pequeño Billy a la orilla donde su madre nos esperaba ilusionada y extrañamente excitada. Sin embargo, el escualo no había dicho su ultima palabra y, tras dejar a Billy en los brazos de su madre, me atacó por la espalda. Con sus afilados dientes y tras pillarme por sorpresa, me hirió en la frente. Pero lo que él no sabía, es que yo aún tenia mucho que decir y que mis quince años de kárate me habian servido para algo. Con una destreza solo al alcance de unos pocos, le asesté la patada giratoria twon-ki-fu que lo destrozó por completo.

Aquella tarde me ingresaron de gravedad en el hospital donde logré sobrevivir de milagro. Al despertar y tras varias operaciones, solo quedaba en mí una cicatriz en la frente y la madre de Billy, que había aguardado toda la noche junto a mi cama y cogida de mi mano.
Una historia que tuvo un final feliz pero que pudo acabar muy mal.

Gracias por leerme

jueves, 28 de mayo de 2009

Como me hice la cicatriz ( I )

Mucho se ha hablado de la cicatriz que tengo en la frente. Fue a finales de este verano, tras un suceso que no me gusta recordar, cuando me la hice. Fueron 6 puntos de sutura en mi frente. No diré que no se note, porque si se nota. Pero estoy muy contento de cómo ha quedado ya que mi primera impresión cuando la vi fue de temor absoluto.
Tras una brecha de semejante tamaño en la frente, todo el mundo comenzó a pregutarme cómo podía haberme hecho eso. Algunas teorías han surgido: unas falsas, otras inciertas y otras demasiado fantasiosas; como la que sostenía un medio de comunicación donde aseguraba que yo había luchado contra un demonio y me había herido con su tridente. Eso no fue exactamente así. Es verdad que había un demonio y hubo una lucha, pero él no tenía tridente sino una pistola de rayos láser.

De todas formas este blog, objetivo e insobornable, dispuesto siempre ha decir la verdad a cualquier precio se onorgullece por fin, tras mucho tiempo de silencio, a ofrecer la verdadera historia de cómo me hice la cicatriz:

Si algo me caracteriza y me ha caracterizado siempre ha sido mi enorme corazón. Todos los veranos, dejando a un lado mis ganas de beber, salir y disfrutar; me voy de campamento con algunos niños desfavorecidos. Este año el destino fue Asturias. El campamento transcurrió muy bien: hacíamos fogatas con los niños (¡¡no los utilizábamos a ellos para hacer las fogatas animales!!nos poníamos con ellos JUNTO a la fogata), cantábamos canciones, jugábamos a diferentes juegos y demás cosas que aquellos pobres huérfanos, desvalidos y escuálidos pequeñuelos no pueden hacer normalmente. El penúltimo día antes de regresar, me pidieron hacer una acampada en las montañas y yo, que tengo un corazón que no me cabe en el pecho, al ver aquellas caritas suplicándome no pude decir que no. El caso, es que fuimos esa noche a las montañas a acampar. La noche fue fabulosa, lo pasamos genial sin saber que el mal acechaba.

Al día siguiente y cuando ya estábamos recogiendo, el pequeño Tommy se alejó para despedirse de la madre naturaleza y de los que habían sido los mejores días de su vida y se perdió. Estuvimos horas buscándolo. Finalmente lo encontré, pero mi temor se acrecentó cuando descubrí que estaba atrapado en un claro y un enorme oso pardo se acercaba para comérselo.



Sin dudarlo un momento me abalancé sobre aquella bestia de la naturaleza y emprendimos una batalla a cara de perro. Tras unos minutos, logré inmovilizarlo y rescatar al pobre Tommy. Todo el mundo, que casualmente había llegado al lugar solo unos minutos antes (junto con todo el equipo de modelos de Victoria´s Secret) lo vió y vino a felicitarme. Sin embargo, el horrible animal aún seguía vivo y, en un despiste me araño con sus enormes zarpas la frente, provocando una herida de la cual salí con vida por muy poco. Tras aquel ataque bajo y rastrero, lo destrocé de una patada voladora. Todo el mundo vitoréo mi nombre y me sacaron en volandas.

No me gusta hablar de ello por modestia, pero creo que tenía una deuda con la verdad

PD: Y si, las modelos se quedaron a pasar la noche con nosotros (salidorros)