En la noche que me envuelve
negra como un pozo insondable
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado
ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me haya y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a la espalda
soy el amo de mi destino
soy el capitán de mi alma.
Poema de William Ernest Henley, película "Invictus"