miércoles, 6 de abril de 2011

Como desees

Hoy voy a sacrificar mi día en clase (mañana prometo que voy) por una película que me ha venido a la cabeza en los últimos días, La Princesa Prometida. Un film que vio la luz el mismo año que yo, que me ha acompañado por toda mi infancia y que me encanta. Un cuento para niños tranformado en una bonita película para todo el mundo y que tiene una escena que a mí particularmente me fascina.



PD: Mención especial a Robin Wright, la actriz que hace de Buttercup y que me ha tenido enamorado desde la primera vez que vi la peli hasta el día de hoy

domingo, 3 de abril de 2011

El truco de magia del botellón

Hoy os vengo a contar una historia mágica, casi milagrosa que estoy seguro de que muchos de vosotros no creeréis pero que os prometo que es real como la vida misma.

Estábamos el viernes cuatro o cinco de la residencia jugando a un juego que inventamos Raúl (@Rmm811) Pedro (@piiterrrrr), Guillermo (@guillermoagullo) y yo en Salamanca hace unos años, y que recibe el nombre de 'Oh Dios mío, por qué me has abandonado'. El juego en sí ya sería digno merecedor de una actualización (algún día la haré) pero lo que debéis saber únicamente para comprender la historia, es que se juega con una baraja de cartas.

El caso, es que estábamos en un descampado detrás de la residencia bebiendo y jugando cuando Carlota debía apostar con el Canario. La niña tenía un dos de oros en la mano, con lo cual perdia la apuesta. En un arranque de rabia y furia, Carlota tira la carta al suelo y cumple con lo que había apostado. Los demás nos ponemos inmediatamente a buscar la carta pero no damos con ella. De repente alguien exclama: '¡Aquí está!' Los demás nos percatamos efectivamente de que en el suelo se encontraba un naipe, pero caemos inmediatamente en la cuenta de que no es la que buscamos ya que está vieja y desgastada. Alguien había tirado una carta en ese descampado hacía algún tiempo.
Lo increíble, el truco de magia que el destino al más puro estilo Juan Tamariz nos iba a poner en bandeja ese día, vino después, justo cuando volvimos la carta y alguien exclama: si es el dos de oros, el que tenía Carlota.



Efectivamente queridos amigos, en un descampado cualquiera alguien había tirado un dos de oros al suelo que coincidía excatamente con la que nuestra amiga había descartado. Pura magia, las cosas de la vida

viernes, 1 de abril de 2011

Cleptomanía murciana

Un videoaficionado (muy guapo según fuentes cercanas) pudo grabar hace un tiempo en la ciudad de Murcia un acto de terrorismo callejero, de crueldad total y falta absoluta de modales cívicos elaborado por unos cuantos gamberros que, según la policía, están a punto de ser detenidos. Las imágenes que van a ver a continuación pueden herir la sensibilidad del espectador. En ellas se puede observar como cuatro indocumentados sustraen deliberadamente una casita para niños que el Ayuntamiento de Murcia había habilitado para que los más pequeños disfrutasen y jugasen en un parque cercano. Inaudito, incomprensible... vergonzoso.

Meción especial al señor de la bicibleta y al estado de embriaguez patente y resaltable de los ladrones (no del cámara)

jueves, 24 de marzo de 2011

El bebé bipolar

Uno de los mejores blogs que hay por el ciberespacio es el de Berto (@Berto_Romero). En esta ocasión os traigo un vídeo que le 'robo' (otra vez) por los absolutamente cojonudo que es.

Se trata de un niño que se asusta porque su madre se suena la naríz pero, extrañamente después, se descojona. Hay que verlo

lunes, 21 de marzo de 2011

Mi amigo el graciosete

Hace ya muchos años la madre de Manuel Guillamón (@loloQ33) acordó conmigo que cada mes me pagaría una cantidad desorbitada de dinero si aceptaba a su hijo como amigo y dejaba de pegarle. Aquel trato que parecía tan beneficioso años atrás, está a punto de quebrantarse por lo que os voy a narrar.

Hace un par de meses, Lolo me ofreció el trato de hacerle dos trabajos de la universidad a cambio de cuarenta euros cada uno. Yo, que soy un chico pobre y sin recursos, me ofrecí a realizarlos para recibir ese dinero que pudiera hacer de mi mísera vida algo más decente. Saqué un 8,5 y un 9,5 respectivamente y él, dentro de su miserabilidad, me pagó (al cabo del tiempo, todo hay que decirlo). El problema es que, como maneja tantísimo dinero (la mayoría negro, por si esto lo lee hacienda), me hizo una transferencia a mi cuenta en vez de pagarme en efectivo. Poco después, llegó el recibo a mi casa, mi madre lo abrió y leyó anonadada esto:



Efectivamente vemos que la transferencia es realizada por Manuel Guillamón Almela a Antonino de Mora por una cantidad estipulada de ochenta euros. El problema es, por si no os habéis dado cuenta, el concepto. Os lo pongo otra vez



Desde entonces, y por culpa del cabronzao de mi amigo, mi mamá y el hombre del banco no me miran igual