domingo, 3 de abril de 2011

El truco de magia del botellón

Hoy os vengo a contar una historia mágica, casi milagrosa que estoy seguro de que muchos de vosotros no creeréis pero que os prometo que es real como la vida misma.

Estábamos el viernes cuatro o cinco de la residencia jugando a un juego que inventamos Raúl (@Rmm811) Pedro (@piiterrrrr), Guillermo (@guillermoagullo) y yo en Salamanca hace unos años, y que recibe el nombre de 'Oh Dios mío, por qué me has abandonado'. El juego en sí ya sería digno merecedor de una actualización (algún día la haré) pero lo que debéis saber únicamente para comprender la historia, es que se juega con una baraja de cartas.

El caso, es que estábamos en un descampado detrás de la residencia bebiendo y jugando cuando Carlota debía apostar con el Canario. La niña tenía un dos de oros en la mano, con lo cual perdia la apuesta. En un arranque de rabia y furia, Carlota tira la carta al suelo y cumple con lo que había apostado. Los demás nos ponemos inmediatamente a buscar la carta pero no damos con ella. De repente alguien exclama: '¡Aquí está!' Los demás nos percatamos efectivamente de que en el suelo se encontraba un naipe, pero caemos inmediatamente en la cuenta de que no es la que buscamos ya que está vieja y desgastada. Alguien había tirado una carta en ese descampado hacía algún tiempo.
Lo increíble, el truco de magia que el destino al más puro estilo Juan Tamariz nos iba a poner en bandeja ese día, vino después, justo cuando volvimos la carta y alguien exclama: si es el dos de oros, el que tenía Carlota.



Efectivamente queridos amigos, en un descampado cualquiera alguien había tirado un dos de oros al suelo que coincidía excatamente con la que nuestra amiga había descartado. Pura magia, las cosas de la vida