domingo, 28 de julio de 2013

Adiós, amigo

Es casi una obligación moral para todos los que una vez interactuamos con Juanan hacerle un sincero y profundo homenaje para conseguir que el hombre que ya no está, siga presente entre nosotros. Ya saben ustedes: la única muerte es el olvido y es, por tanto, con el recuerdo como se inmortaliza la vacuidad y el efímero paso terrenal para conseguir ese estatus de leyenda al que aspiramos muchos y sólo algunos logran. GesiOH ilustraba con una de sus celebérrimas viñetas la más que segura llegada de @Van_Palomaain al cielo. Gistau o Ampudia lo hacían entre las más bellas palabras en sus respectivos medios, virtuales o convencionales, y hasta Álvaro Arbeloa tuiteaba palabras de luto meses antes de dedicarle el homenaje que sin duda más ilusión le hará: esa décima Copa de Europa. A mí me queda dejar la penúltima deferencia al amigo que nunca conocí en estas tristes y casi anónimas líneas. Me resulta un acto aliviador y conciliador el sumergirme en mi blog personal para inmortalizar al personaje que nos dejó hace unos días. Difícil de explicar el por qué de ello, aunque trataré de hacerlo lo mejor posible en su recuerdo.

Yo no conocí a Juan Antonio Palomino más que por leer cada día sus mensajes en 140 caracteres. Jamás me tomé una cerveza con él, tuve una charla cara a cara, le apreté la mano o lo abracé amistosamente. Sin embargo, la noticia de su fallecimiento en el ya de por sí tristísimo accidente de Santiago, me cayó como una losa. Me resultaba complicado aquella noche explicarles a mis amigos ‘reales’ el porqué de ese sufrimiento. Intentaba hacerles entender algo que ni siquiera yo comprendo, que todavía hoy sigue siendo un enigma del que intento encontrar solución. Me esforzaba por encontrar las palabras que pudieran revelar cómo he podido cogerle cariño a un avatar o, mejor dicho, a la persona que se escondía tras él y que tantos buenos momentos nos hizo pasar. Aún es difícil conseguirlo aunque intentaré por medio de estas líneas acercarme lo máximo posible a ello.

Viñeta de GesiOh en homenaje a Juanan

A @Van_Palomaain lo comencé a conocer en profundidad hará casi un año. No recuerdo muy bien si fue él o por el contrario lo hice yo, el que ‘followeó’ al otro en primera instancia. Lo que sí tengo presente es que la respuesta no se hizo esperar y el follow back fue casi instantáneo. Nos conocíamos de amigos en común, clara señal por la rapidez del intercambio ‘followesco’. Yo lo había leído con asiduidad por algún retuit de ese elenco de genios que puebla mi TL y me gusta pensar que a él le ocurría lo mismo conmigo. Comenzamos a charlar y a intercambiar pareceres. Aprendí de él un gusto por la música inglesa que jamás tuve, esa corriente pop noventesca que tanto arraigo encuentra en el madridismo underground twittero, sirvió para enterarme un poco mejor de cómo era la persona que había detrás de esa cuenta. Le cogí cariño, como tantos otros. Es extraño y parece tan jodidamente peliculero que hasta produce cierto rubor plasmarlo por aquí ante el temor que infunde que el homenaje al amigo pueda parecer forzado o mal intencionado, y es entendible que así sea, probablemente yo también lo pensaría. 

miércoles, 24 de julio de 2013

Microcuento (II)

Diálogo de 'La prueba del deseo', de William Roddinguer; donde el amor se pone a prueba y la prueba puede con el amor.
  • Ella: ¿Cuánto me quieres?
  • Él: Tanto que con un susurro de tus labios mi corazón ya hieres.
  • Ella: ¿Y si me quedase ciega también me querrías?
  • Él: Hasta el fin de nuestros días.
  • Ella: ¿Y si fuera sorda y ciega lo que me depara el destino?
  • Él: Junto a ti estaría mi camino.
  • Ella: ¿Y si una enfermedad en la cama me postrase?
  • Él: No habría nadie que de ella me levantase.
  • Ella: ¿Y si en un terrible accidente mi cerebro dejara de responder?
  • Él: Con tu cuerpo y mi mente seríamos un único ser.
  • Ella: ¿Y si te dijera que me he enamorado del Barça como el viento de los trigos?
  • Él: Te dejaría en el momento, pero podríamos seguir siendo amigos.

martes, 23 de julio de 2013

Let her go


"Sólo necesitas la luz cuando ves que se apaga,
Sólo echas de menos el sol cuando empieza a nevar y
Te das cuenta de que la quieres cuando la dejas ir"

Y así es la historia del ser humano. 
Anhelar lo que no se tiene y desperdiciar lo que podemos abrazar. 
No caigamos en esa estupidez, al menos no hoy...

martes, 16 de julio de 2013

Te busqué

En cada calle de cada ciudad que recuerdo. Te busqué en cada cerveza de los millones de bares que visité y en las vueltas a casa apesadumbrado y zigzagueando de farola en farola y de pena en pena.


Buscaba esa señal que me llevara a ti, que me guiase como si de un camino de baldosas amarillas se tratase hasta lo más profundo de tu Ciudad Esmeralda. Cada trago era más amargo que el anterior y cada beso de esos labios que no eran los tuyos sabía peor que el de la noche pasada. Buscaba entre las alegrías de una tarde de juerga, vacua e insulsa, el camino a la felicidad que hubiese cambiado por otra de riñas bajo las sábanas. Ya sabes, esa celebérrima frase de aquella comedia romántica donde a Debra Messing se le ilumina la mirada cuando le dicen: "Prefiero pelearme contigo a hacer el amor con cualquier otra". 
Y se va con él, como no podía ser de otra manera.

Te busqué con lupa cual detective privado londinense del siglo XIX. Peinaba el mundo y despeinaba las madrugadas mientras me asustaba pensar que lo estaba haciendo mal y que, a lo mejor, debía encontrarte por el día, cuando el sol ya estuviese en lo más alto del firmamento. ¿Y si lo estaba  haciendo al revés? quizá sí. Quizá, aunque te busqué mil y una vez en mil y un lugar diferente, pudiera ser que, cuando más intentaba encontrarte más difícil era para ti hacerlo conmigo. Cuanto más me movía, más me alejaba de ti y cuanto más rápido cambiaba de lugar menos margen de maniobra le dejaba al destino para dar con el mejor momento donde hacer que nos encontrásemos.

Así que me quedé quieto, esperé y esperé y, de repente, dejé de buscarte y comencé a encontrarte durante cada día de mi vida.

jueves, 11 de julio de 2013

Una proposición indecente

Con los libros y las películas pasa una cosa común: por muy malas o malos que sean, siempre puedes rescatar algo de ellos. Me pasó con Pear Harbor y hace poco lo recordé con Una proposción indecente, dos dramas bastante flojos pero que se unen en una banda sonora digna de rescatar, la primera de la mano de Hans Zimmer, la segunda y que os dejo hoy, por parte de John Barry.



Alguien dijo una vez: 
Si deseas con mucha fuerza algo, dejalo ir.
Si vuelve a ti será tuyo para siempre 
y sino regresa es que nunca lo fue