"El fútbol es más que un deporte, es una pasión. Y como todas las pasiones es inexplicable. Las cosas que se hacen, que se viven y que se sienten con el fútbol están fuera de toda lógica, de todo raciocinio. Las pasiones se sienten, se disfrutan o se sufren pero no se piensan, no soy objetivas. El fútbol apasiona al que lo prueba, con el primer bocado enamora y, aunque algunos momentos del manjar son extremadamente amargos, merece la pena dar ese primer bocado. Háganme caso, muerdan la manzana y no se arrepentirán"
Recopilación de todo lo que veo, escribo, escucho, hago, siento y quiero... o simplemente me invento.
lunes, 18 de julio de 2011
jueves, 14 de julio de 2011
Los Vigilantes de la Playa
Hoy me he levantado a las nueve y media y he ido a desayunar a la cocina. Mientras lo hacía, he encendido la tele y me he puesto a ver la programación. Haciendo 'zapping' he llegado a La Sexta (creo) y me he encontrado con una vieja serie con la que tantos y tantos veranos he disfrutado: Los Vigilantes de la Playa.
Siempre he pensado que el éxito de una buena película o de una serie (comercial, me refiero) está sustentado en tres factores: tetas, acción y más tetas. Los Vigilantes de la playa no iban a ser la excepción. Aún recuerdo como nuestras madres nos ponían frente a la televisión en verano y observaban que, misteriosamente, nos quedábamos embobados cuando comenzaba:
- "Que maravilla de hijo tengo" - pensaban -"mira como se interesa por el socorrismo y admira como a héroes a esas personas que velan por nosotros" (ya sabéis vosotros lo ilusas que son las madres)
Pero el caso es que ya en la introducción te obnubilabas con Pamela Anderon, con Erika Eleniak, Carmen Electra y esas cámaras superlentas que te revelaban cada centímetro y, lo que es mejor, daban rienda suelta a la imaginación para que tu revelases en tu cabeza lo que ellas escondían.
Una serie de la re-mil-polla que me he comido desde los 12 hasta ahora, los 24.
Jamás en toda mi vida he visto un rescate como los que se hacían en Baywatch, probablemente jamás los vea pero te ponías a ver la serie y terminabas en la piscina flipándote como un cabrón y soñando con que alguna de ellas viniera aunque fuera a echarte la bronca por tirarte de 'bomba'
- "Que maravilla de hijo tengo" - pensaban -"mira como se interesa por el socorrismo y admira como a héroes a esas personas que velan por nosotros" (ya sabéis vosotros lo ilusas que son las madres)
Pero el caso es que ya en la introducción te obnubilabas con Pamela Anderon, con Erika Eleniak, Carmen Electra y esas cámaras superlentas que te revelaban cada centímetro y, lo que es mejor, daban rienda suelta a la imaginación para que tu revelases en tu cabeza lo que ellas escondían.
Una serie de la re-mil-polla que me he comido desde los 12 hasta ahora, los 24.
Jamás en toda mi vida he visto un rescate como los que se hacían en Baywatch, probablemente jamás los vea pero te ponías a ver la serie y terminabas en la piscina flipándote como un cabrón y soñando con que alguna de ellas viniera aunque fuera a echarte la bronca por tirarte de 'bomba'
Os enseño la escena que me he comido esta mañana. Veréis que no tiene absolutamente nada que ver con los vigilantes pero efectivamente, son los Vigilantes de la playa.
Os transcirbo la conversación de los guionistas:
- Billy tio, ¡estamos jodidos!
- ¿Qué pasa Joe?
- Ya hemos gastados todos los tiburones, bombas terroristas, huracanes y demás para la serie, no sabemos que cojones poner en la escena del capítulo de la semana que viene, estamos perdidos Billy
- Tranqui Joe, pon tetas
- ¿Tetas? Dios Billy eres increíble, ¿cómo no se me habría ocurrido antes?
- Son muchos años de experiencia, trabajo y dedicación Joe, algún día tú tambien serás tan buen guionista como yo
- Gracias Billy, eso espero. Nos has salvado el culo
Y así sucesivamente cada semana
Por cierto, 400 entradas van ya en el blog. Gracias por seguir siguiéndolo a todos
lunes, 11 de julio de 2011
El día que vivimos un sueño
Hoy hace exactamente un año que todo un país se unió para tocar el cielo, para acariciar la gloria como nunca antes esta nación había conocido. Para ocupar el lugar que, por derecho propio, se había ganado durante años y que había tirado a la basura (o le habían arrebatado) tantas y tantas veces. El gigante despertó hace exactamente 365 días, esperemos que no vuelva a dormir. Disfrutadlo (otra vez)
martes, 5 de julio de 2011
El Monstruo del sillón
La noche se cernía sobre el pequeño poblado costero del norte
de España. En su habitación, el chico se escondía bajo las sábanas, asustado
por la tormenta que repiqueteaba con fuerza en la ventana. Solía sacar de vez
en cuando la cabeza para observar al hombre que creía estaba sentado en el
sillón del escritorio. Esperaba a que un relámpago iluminase el cuarto para
lenta y disimuladamente, asomarse por el faldón de la cama y mirar en la
dirección donde aquel ser misterioso se encontraba.
Efectivamente, estaba allí.
Pedro, que así se llamaba el muchacho, volvió a esconderse al
borde del llanto en su refugio. Estaba demasiado asustado para huir o,
simplemente, para pedir ayuda a su padre. Probablemente, el monstruo no se
había percatado todavía de que él estaba despierto y, si se le ocurría gritar,
su papá podría tardar más de la cuenta en llegar a socorrerle mientras que
aquel ser espantoso estaría obligado a acabar con él.
La tormenta sonaba cada vez con más fuerza lo que aterraba todavía más al muchacho. Ya lo había estado otras noches cuando creía haber visto a otros seres, pero esta vez era verdad, estaba allí.
La tormenta sonaba cada vez con más fuerza lo que aterraba todavía más al muchacho. Ya lo había estado otras noches cuando creía haber visto a otros seres, pero esta vez era verdad, estaba allí.
Decidió que tenía que actuar. No podía esperar a que ese ser
se aburriese de mirarlo y le devorase. Él era demasiado pequeño para
defenderse, pero seguro que su padre le daría una buena paliza. Así que se armó
de valor y gritó con todas sus fuerzas. Fueron los segundos más tensos de su
vida. A sus cortos cuatro años no recordaba haber pasado nunca tanto miedo.
Esperó a que se produjera un ataque del intruso ahora que ya había descubierto
que lo habían atrapado. Se abrazó fuerte a la almohada, pero esa embestida no
llegó. De repente, la luz de su habitación se encendió y Pedro vio como su
padre aguardaba medio dormitando en el marco de la puerta. Increíblemente, el
malvado se había marchado. En su lugar, únicamente un montón de ropa que,
mirándolo bien, tenía cierto parecido a ese maligno ser que acababa de huir de
la habitación. De nuevo su padre le había salvado, era su héroe.
sábado, 2 de julio de 2011
Temazo con videzaco
Me acaban de pasar esta canción increíble acompañada por un videoclip excepcional. Hay que verlo si o si
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