Recopilación de todo lo que veo, escribo, escucho, hago, siento y quiero... o simplemente me invento.
sábado, 21 de julio de 2012
Esto sí es buena publicidad
miércoles, 18 de julio de 2012
La bolsa del Pryca
¡Una bolsa del Pryca! (porque era EL PRYCA, no Pryca) Esa cadena que desapareció en el año 2000 cuando la compró Carrefour, tiene todavía su sello por las calles. Me imagino al abuelo/a que habrá guardado esa bolsa en casa durante todo este tiempo y que no se da cuenta del valor que puede llegar a alcanzar eso en el mercado de coleccionistas. Una bolsa de plástico, de esas que todos tenemos pero con un antigüedad casi milenaria (más o menos). Inmediatamente la cogí y la guardé como oro en paño junto con la del Jobac, el walkman y los capítulos de Espinete en VHS. Ahora os reiréis de mí, pero en unos años seré rico y yo me reiré de mí... que diga, de vosotros.
martes, 17 de julio de 2012
Camisetas spoiler
De Harry Potter
Perdidos (Lost)
Juego de Tronos
En general
lunes, 9 de julio de 2012
El hombre de la estación
Existe un bar en una poco transitada estación de trenes española donde se come muy bien por muy poco dinero. Asiduamente me acerco a él para tomar un bocadillo rápido antes de volver a casa. El otro día me encontraba allí y, de entre la gente que había reunida, recordé una cara que me pareció familiar. Vi a un hombre de unos setenta años, con boina, como los buenos abuelos de La Mancha; anteojos finos, el primer botón de su camisa a cuadros desabrochado, un pantalón raído y unos zapatos negros con calcetines azules, cosa que dice mucho en favor de un coetáneo de la generación mocasines negros-calcetines blancos.
De entre todas las caras de los más o menos asiduos a esa cafetería de mala muerte, me fijé en la suya. Una expresión triste, mustia, completamente abstraída y decadente. Lo había visto ya más de una vez allí, con su copa de cerveza y algo que llevarse a la boca. Solo, muy solo. Dicen que las palabras pueden describirlo todo pero esa es una afirmación que nunca he compartido. Lo vi pesaroso, fijándose en cada detalle, buscando desesperadamente un poco de atención, un mínimo de conversación, un "hola" o un "adiós". Mi padre, que me acompañaba, también se dio cuenta de aquello: "Este viejo siempre está por aquí y siempre lo encuentro solo. Pobre."
miércoles, 4 de julio de 2012
Mi móvil... de mierda
Poniendo comandos en las teclas de los laterales y con mucho ingenio, conseguí que el Whastapp, los mensajes y los correos electrónicos pudieran funcionar. Había perdido la calculadora, los juegos y demás, pero bueno, lo realmente importante seguía en uso. Pero claro, no por mucho tiempo
Primero fue la tecla del lado izquierdo la que murió. Un botoncito que, de repente y cuando me quise dar cuenta, se había despegado y perdido para siempre.
No mucho más tarde, fue justo el del otro lado, es decir, el botoncito de la derecha, el que se despegó. He de decir que las funcionalidades sí seguían operantes, pero para poder acceder a ellas había que introducir un boli, las llaves o algo semejante, con lo que no siempre resultaba posible.
Todo había empeorado, pero por lo menos aún podía seguir usándola para llamar y, mediante otra serie de comandos que descubrí posteriormente, para mandar mensajes. Nada más.
Con eso esperaba llegar al mágico día 17 de agosto donde se me acababa la permanencia y no tenía que pagar la multa de 70 euros que los cabrones de Vodafone me quieren meter. Pero la cosa se terminó de torcer