lunes, 3 de diciembre de 2012

Metáforas en la oscuridad

Se levantó…y todo estaba oscuro. Como la noche más abrumadoramente opaca, como el futuro que le aguardaba tras una puerta no muy lejana o como aquella metáfora bética que hablaba de los testículos de su más célebre futbolista nigeriano. Ahí estaba él, abatido y despistado en el mundo como un vástago de meretriz en la festividad de San José, como lo estaría un periodista en un curso de moral y ética o un político en una gala benéfica. No encontraba nada, no sabía dónde estaba ni hacia qué lugar se dirigían sus pasos, todo seguía lóbrego, fosco y apagado.

Comenzó a deambular como un borracho por las calles de la ciudad sin rumbo fijo, sin importarle dónde ir o cómo llegar y conteniendo su zancada cada cierto tiempo para intentar atajar las náuseas del whisky barato que había ingerido en cantidades ingentes no mucho tiempo atrás. 
Avanzó, posteriormente, buscando una señal que le diese la pista necesaria para situarse en el mapa, para hallar la dirección en un mundo que hacía tiempo que había perdido el norte. Recordó, en un momento de lucidez, sus vacaciones en el sur viendo películas del oeste, cuando por fin volvió en sí y se dijo: "este no es el camino”.

El tiempo pasaba raudo y veloz duplicando su voracidad como Falete en viernes de Cuaresma, sin detenerse ante nada ni ante nadie. Todo seguía oscuro y él empezaba a impacientarse, ¿Dónde ir? ¿Qué hacer? ¿Cómo salir de aquel sinsentido aciago? Ya nada tenía sentido: aquella cegadora opacidad beligeraba contra su persona mientras afuera el mundo se oscurecía también en la época más falaz de la historia de la humanidad. Pobreza, muerte, crisis, la posible marcha de Mourinho, ¿qué más podría pasar? ¿Por qué se ceba así el universo con nosotros? la más kafkiana e irresoluble paradoja puesta al servicio de un mortal perdido en un vacuo estado de soledad y preocupación una noche cualquiera. 

Nostálgico de la luz que un día bañó sus ojos, nuestro protagonista siguió andando por aquel espacio cerrado e incoloro, despacio, muy despacio. Esa horrenda pesadilla lo seguía atosigando con la fiereza de un sátrapa que juega con su pueblo como lo hace un titiritero con una marioneta. De repente, un destello provocó una chispa en su mente y cayó en la cuenta de que el infierno quizás no lo fuera tanto, que aquella pesadilla podía encontrar los matices necesarios para no ser más que eso, un mal sueño, un estado de letanía pasajera y, entonces, alargó la mano. Con la sonrisa del lacayo que derroca a la tiranía accionó el interruptor y se vio de nuevo en su morada. Todo había pasado, sólo había sido un mal sueño, pero esa noche aprendió que hasta los sueños más tenebrosos se pueden adornar con palabras y las palabras son eternas, pese a quien le pese.

martes, 27 de noviembre de 2012

La página 210

Un fragmento de 'La Sombra del viento' de Carlos Ruiz Zafón, concretamente de la página que menciona el título de esta entrada. Disfrutadla

- No tienes derecho a decirme eso, Daniel. Tú no me conoces.
- Dime que estoy equivocado y me iré. ¿Le quieres?.
- No lo sé – murmuró por fin – No lo sé.
- Alguien dijo una vez que en el momento en que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre – dije.
- ¿Quién dijo eso?
- Un tal Julián Carax.

(…)
-         - Oye, de lo que te he dicho antes – dijo de repente sin venir a cuento – no le dirás nada a él ¿verdad?
      - Claro que no. A nadie
      Rió nerviosa
      - No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce ¿Por qué será?
Me encogí de hombros
- Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos
- ¿Eso es también de tu amigo Carax? 
 - No, eso me lo acabo de inventar para impresionarte. 
 - ¿Y cómo me ves tú a mí?
- Como un misterio
- Ése es el cumplido más raro que me han hecho nunca
- No es un cumplido. Es una amenaza 
- ¿Y eso?
-Los misterios hay que resolverlos, averiguar qué esconden
- A lo mejor te decepcionas al ver que hay dentro 
 - A lo mejor me sorprendo … y tú también

viernes, 23 de noviembre de 2012

Son mis amigos

Los compañeros de Punto de Encuentro, donde tengo el privilegio de colaborar en ocasiones, me publican hoy un artículo en el que intento hablar de la crisis fuera de las cifras y centrándome en las caras. Os lo dejo a continuación

Hablar de crisis en cifras económicas es algo de lo que todos estamos ya más que cansados. Los datos, los números, los balances, los porcentajes y las encuestas son fríos como la nieve, distantes como la más lejana de las estrellas. La crisis tiene detrás de esas cantidades miles de caras, de pensamientos, de desilusiones, historias que hacen emocionarse, cabrearse, llorar y sobre todo, pensar qué injusto es toda esta situación para la mayoría de personas que ni siquiera saben qué es la prima de riesgo o las consecuencias de un rescate económico. Eso es lo que fastidia.
En los últimos tiempos, los desahucios han sido la cara más amarga de la crisis, una de las gotas que está colmando el vaso de la paciencia de 45 millones de personas en este país. Es ahí, cuando se ve la muerte de una mujer a la que le quitan la casa o cuando sales a la calle y ves cada vez más indigentes sin nada que llevarse a la boca y durmiendo en cartones, cuando comienzas a acordarte de los familiares más cercanos de toda esa chusma que nos ha llevado a esta situación. Sin embargo, a pesar de que tenemos en las calles de todas nuestras ciudades pruebas fehacientes de la crisis, hoy os quiero contar una historia cercana, la que me ha pasado a mí y a mis amigos y la que nos mantiene a todos cada día muy cabreados con el escenario actual.

Para leer más AQUÍ

martes, 13 de noviembre de 2012

Y entonces se dieron cuenta de que no había esperanza

Sus amigos lo reunieron en torno a cinco cervezas, como siempre que había que hablar seriamente con alguno del grupo. Estaban preocupados por él, ya no se le veía tanto como antes y hacía tiempo que no salían juntos.

- Os prometo que eso va a cambiar, es que últimamente estoy algo mal. Os pido perdón...

Todos se quedaron pasmados, lo habían notado cambiado pero no imaginaban que estuviera tan mal como aparentaba. Se le notaba cansado, tenía ojeras de haber dormido poco, se encontraba algo más delgado que de costumbre pero, extrañamente, tenía buena cara.

- ¿Qué ocurre? - preguntó uno.
- ¿La familia? ¿problemas de dinero? - comentó otro
- No, nada de eso - respondió él - el amor.

Todos rieron. Era bien sabido que él se enamoraba demasiado a menudo, casi cada mes.
- ¿Otra vez te has enamorado? - preguntó otro de los presentes antes de dar un trago a su bebida - ¿Cuántas van ya este año? ¿seis o siete?

Las risas aliviaron la leve tensión que unos minutos antes había aflorado en el ambiente. Bebieron y pasaron a esperar la reacción de él, que siempre dejaba caer finalmente que la chica en cuestión no le importaba mucho. Pero esta vez no fue así.

- Venga - dijo preocupado el que aún no había hablado - ¿Qué tiene esa nueva conquista? ¿es lista, está buena, tiene dinero?
- Es que... es que creo... creo que es perfecta.

Se hizo el silencio. Todos se miraron a los ojos y entonces se dieron cuenta de que no había esperanza... lo habían perdido para siempre.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Spotbros y su puta madre

Estaba yo aburrido (como ya os habréis dado cuenta) esta mañana en casa cuando (como ya os habréis dado cuenta) me he descargado una nueva aplicación para Android. Se llama Spotbros, una nueva plataforma de mensajería instantánea parecido a WhatsApp y que parece que va a ser mejor que ésta. 



Cuando me la he bajado (como ya os habréis dado cuenta) me he puesto a indagar un poco sobre su funcionamiento y (como ya os habréis dado cuenta) SIN QUERER (palabrita del niño Jesús) he invitado a toda mi agenda, no la de Facebook como yo pensaba, sino por un mensaje de WhatsApp. Cuando me he dado cuenta, tenía a sesenta contactos hablándome a la vez. Sin embargo, siempre hay que sacar el lado positivo de las cosas y yo, por supuesto, lo he hecho. 
Esta gran cagada me ha servido para darme cuenta de que tengo cuatro tipos de contactos/amigos en el teléfono, que paso a describir inmediatamente:

1) Amigos que me conocen y que ya sabían antes de que yo lo dijera que la había cagado. Me lo han hecho saber gracias a mensajes como "¿Qué cojones has hecho?", "Ya te has bajado alguna mierda", "Deja el porno online que mira lo que pasa" etc etc etc.

2) Los amigos cabroncetes que no me tenían agregado (a mí, el puto amo del mundo... sí sí, yo también estoy flipando aún) y que me han escrito cosas como "perdona, pero se me borró tu número", "me cambié de móvil" o "¿quién cojones eres y por qué me mandas esta mierda?"

3) Los amigos confiados y a los que más tengo que querer. Esos que sin haberlo siquiera pensado un segundo han descargado el programa y han enviado sin quererlo y cometiendo el mismo error que yo, la mierda de la invitación a toda su agenda, generando un bucle infinito tipo Andy y John del Messenger, o las cadenas de "si no mandas este mensaje a mil personas se te caerá el pene al suelo carcomido por una termita brasileña"

4) Alberdi. Un gran y querido amigo, perteneciente al grupo Jack Knife que ya de paso a promocionar, son cojonudos y los tenéis por ejemplo AQUÍ, y que, al leer el mensaje, me contesta: "Anto, si quieres rollo dímelo directamente". La gran frase de la mañana

Pues nada, de una gilipollez cualquiera he sacado una actualización del blog y es que así soy yo amigos, un gran gilipollas

Abrazos y ... ¡¡¡Viva Spotbros!!!