domingo, 8 de febrero de 2009

Ron Perla del Caribe

Pues sí, eso que asoma en la botella (no Víctor, lo de dentro) es un bicho conocido popularmente como "cortapichas " o "cortachuchas".





Por eso el ron Caribe Perla vale 4 €, porque no pasa controles de calidad. Aún así me lo bebo...

viernes, 6 de febrero de 2009

El Curioso caso de Benjamin Button

De toda la película, me quedo con esto:

"A veces somos golpeados y no sabemos por qué. Ya sea por accidente o por decisión propia, no hay nada que puedas hacer.
Una mujer en París iba de compras, pero se olvidó el abrigo y regresó a buscarlo. Cuando volvió por él, sonó el teléfono y habló durante un par de minutos. Mientras hablaba por teléfono, Daisy ensayaba para una presentación en la Ópera de París. Y mientras ensayaba, la mujer que hablaba por teléfono salía a tomar un taxi, pero lo perdió.

Un taxista que acababa de dejar a un cliente se detuvo a tomar un café. Y todo esto ocurría mientras Daisy ensayaba. Ese mismo taxista, que había dejado al cliente y había parado a tomar un café, recogió a la mujer que iba de compras y había perdido el taxi anterior.

El taxista tuvo que frenar bruscamente para no atropellar a un hombre que cruzaba la calle y que iba a trabajar cinco minutos más tarde de lo habitual, porque había olvidado poner el despertador. Mientras ese hombre cruzaba la calle, Daisy había terminado de ensayar y se daba una ducha.

Mientras ella se bañaba, el taxista esperaba frente a una tienda a que la mujer que iba de compras recogiera un paquete que no estaba envuelto aún, porque la chica que debía hacerlo había peleado con su novio la noche anterior y olvidó envolverlo. El paquete fue finalmente envuelto y la mujer regresó al taxi, que tuvo que volver a frenar, esta vez porque fue bloqueado por un camión que salía. Todo esto ocurría mientras Daisy se vestía.

El camión se apartó y el taxi pudo continuar, mientras Daisy, la última en vestirse, esperaba a una de sus amigas, a la que se le había roto el cordón del zapato. Mientras tanto, el taxi se detuvo por la luz de un semáforo. Daisy y su amiga salían por detrás del teatro.

Si solo una cosa no hubiera ocurrido —si el cordón no se hubiera roto, o el camión se hubiera movido antes, o el paquete ya hubiera estado envuelto porque la chica no hubiera roto con su novio, o tal vez el hombre hubiese puesto el despertador cinco minutos antes, o el taxista no hubiera parado a tomar el café, o la mujer no hubiera olvidado el abrigo y hubiera tomado el primer taxi—, Daisy y su amiga habrían cruzado la calle y el taxi habría pasado por su lado…

Pero, siendo la vida como es —una serie de imprevistos e incidentes que te alcanzan sin el control de ninguno de nosotros—, el taxi no pasó por su lado. El taxista se distrajo un momento antes… y atropelló a Daisy."


Pensadlo y reflexionadlo, ¡cuánta razón tiene!

jueves, 22 de enero de 2009

El futuro crac


Prestad atención a esta foto, en unos años será muy valiosa (para mí ya lo es). Borja, un futuro crac del fútbol mundial

lunes, 19 de enero de 2009

Futura cita

Si algún día escribo un libro, habrá una parte en la que ponga esto:

"Era un parque bastante grande en el que nunca había estado antes o, por lo menos no lo recordaba. Tenía unos caminos de tierra, los cuales llegaban todos a una fuente enorme con formas de sirenas. Pude distinguir también una zona de recreo donde varios niños jugaban con castillos de arena, otros se balanceaban en un columpio verde que se encontraba en el centro y otros, se lanzaban por un tobogán enroscado. El paisaje me resultó frío, aunque claro, yo también me encontraba congelado en ese momento. Había flores por doquier pero no las encontré bonitas. El sol resplandecía en lo más alto del cielo en lo que era ya el apogeo de la mañana, pero yo lo miraba indiferente. La gente andaba y paseaba por aquel parque, sin embargo, yo no veía personas sino una enorme muchedumbre. Agaché la cabeza y me tapé la cara con mis manos. Estuve así unos minutos y de repente levanté la vista y vi por primera vez:

De nuevo vi gente andar, mucha gente. Vi gente que no se paraba a ver qué me pasaba, que no se daban cuenta de que mi corazón estaba roto o, si se daban, no les importaba lo más mínimo. Vi multitud de gente de nuevo, y vino a mí la sensación de infinita minusculidad. Esa sensación en la que por fin, por un breve momento, te das cuenta de que no eres absolutamente nada. De que eres solo una mota de polvo en un espacio infinito; no grande, sino infinito. Te das cuenta de que hay miles de millones de personas en el mundo que no te conocen ni quieren conocerte. Personas que ni les importas, ni les interesas lo más mínimo. No se preocupan de ti, ni les sirves para nada. Millones de seres humanos que jamás conocerás, que no sabrán cómo eras, ni tu sabrás cómo son. Me di cuenta de que este mundo es solo un jardín inmenso donde solo te da tiempo a oler unas pocas rosas, las demás pasan sin que ni siquiera sepas que existen…¡qué triste!. Es triste saber que quizás tus amigos de verdad, los que de verdad son compatibles contigo y con los que serías feliz viven lejos de ti. Es triste saber que el amor de tu vida, la persona hecha única y exclusivamente para ti, tu alma gemela, el ser que te completa, quizás no pase jamás ni a un kilómetro de tu lado. Es triste saber que no eres nada, que eres polvo y que solo puedes aspirar a que tu, mota de polvo insignificante, seas conocido y reconocido por algunas motas como tu, a tener un sitio mejor que las otras motas donde vivir o un medio mejor para pasear tu simpleza por el mundo, o tal vez una ropa más cara que te haga parecer mejor mota de polvo, pero que al fin y al cabo tu sigues siendo eso…polvo"

domingo, 18 de enero de 2009

En Madrid también se acuerdan de Elche

¡Joder! que voy yo paseando por la Complu y me encuentro esto:



Por lo visto un tal Fidel, que estuvo en Cuba, también se pasó por Elche de la Sierra y le gustó tanto que dejó esa pintada en las paredes de la Universidad.

Pues eso:

Viva Cuba (te lo pasaste bien allí, ¿eh bribón?)
Viva Fidel (Fidi, tío, no seas tan egocéntrico)
Viva Elche (ahí si te doy la razón...(¡viva!)