Tú,
Princesa de cabellos dorados,
ojos celestes y corazón ajado.
La chica de la sonrisa infinita,
de piel cobriza, perfume delicado,
sabor a caramelo y mirada marchita.
Tú,
capitana de un barco a la deriva,
losa de mármol repleta de mentiras.
Huiste del bote en plena tormenta,
dejando a este marinero de vida nociva,
luchando con ella en batalla cruenta.
Tú,
te llevaste contigo todo lo bueno,
disparaste tu odio y me diste de lleno,
naufragué por días en la mar revuelta,
esperando que Caronte me llevase al infierno
o que los dioses te trajesen de vuelta.
Tú,
la brújula que marca mi destino,
aire en los pulmones, señal en el camino,
oasis del desierto, el cofre del tesoro,
si algún día recibes este pergamino,
vuelve a mi lado, te lo imploro.