Vagabundeaba él por las frías calles de la ciudad cuando encontró, pegada a un cubo de basura y llena de polvo, una extraña lámpara de aceite árabe. Se acercó y la cogió del suelo para examinarla detenidamente. Casi sin darse cuenta y por el leve roce de sus dedos en la superficie de metal, un genio de aspecto temible y voz de película salió de repente:
- Ha encontrado la lámpara maravillosa, te concederé tres deseos... los que vos deseéis mi amo y señor - dijo con tono célebre
- ¿Tres deseos? - respondió sorprendido - ¿los que yo quiera?
- Así es, podéis pedir riquezas, fama, mujeres, comida, poder... todo lo que vos queráis mi amo y señor - volvió a repetir
Tras unos pocos segundos de silencio, el muchacho contestó:
- La quiero a ella, a ella y a ella
El genio, impactado porque aquel hombre fuera a desperdiciar los tres deseos en uno sólo, le comentó 'off the record':
- Mi amo y señor, estáis malgastando los tres deseos en uno, ¿queréis rehacer la petición?
- No, la quiero a ella... a ella... y a ella ...y con ella a mi lado que pase lo que tenga que pasar, que venga lo que tenga que venir y que toda la furia de la vida recaiga sobre mí si fuera necesario, cualquier cosa... pero con ella y sólo con ella.