viernes, 13 de agosto de 2010

Copiando a Maldita Nerea

"Porque hay veces que el destino quiere que dos ríos se encuentren en un punto concreto, una noche cualquiera, en un mes al azar… quizás Diciembre. Ahora que te tengo, que te siento tan cerca, no sé, realmente no sé de donde ha salido toda mi vida, cada suspiro, cada caricia, cada beso desperdiciado en otras que pudieron ser para ti. ¿De dónde ha surgido toda mi existencia sin verte? Pide esta noche sólo cena para ti y para mí, sólo para dos, que sobre lo demás.
Llevo tiempo yendo muy lejos, allá donde se desvían los desvíos, donde se unen los caminos, donde se separan los destinos; todo con la única intención de probar suerte, porque mi vida, cuando se juntan dos ríos, se hace fuerte la corriente.
¿Te vas? ¡Hasta luego! No te retendré pero te digo que yo me quedo aquí porque vivo para tumbarme en tus piernas, para acostarme hasta el mediodía junto a ti, porque si tú me acompañas yo no tengo ni hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño. Es que si tú me acompañas te juro que haré que no tampoco tengas tú, si en verdad estás conmigo, ni hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño.
Siéntate aquí, muy cerca de mi y cántame esa canción, la de aquel camino que pasa por Torre. La canción de aquella noche oscura, en la que nos juntamos todos en el salón. Recuerdo que había velas, pero también que me cantabas una y otra vez la misma balada: la de la pasión, la que cantaba yo ayer, yendo hacia tu habitación.
Vivo hoy por eso, tumbado en la arena. Te miro y te miro, y siento que con únicamente por tenerte en mi retina no tengo ni hambre, ni frío, ni miedo, ni sueño.
¿Me cantas la de aquel camino qué pasaba por Londres? canta la canción de las minas, donde dormíamos viendo la nieve esa noche en la que combatimos el frío con eso, con pasión. La misma que me hizo bailar contigo debajo del edredón de tu cama.
Sólo por eso, únicamente por eso, puedo dormir en estas piedras por y para ti, porque se que contigo no tengo ni hambre, ni frío, ni miedo ni mucho menos sueño".