viernes, 21 de febrero de 2014

Cuerdas


Estaba deambulando una vez más por la inmensidad del ciberespacio cuando he encontrado un corto de animación que, según me cuentan, se alzó victorioso en la pasada gala de los Goya. Sin ser yo muy fan del cine y las producciones nacionales, me he animado a verlo. Cuerdas, que así se llama la obra, es una mágica historia de apenas diez minutos que ensalza la amistad y el amor sobre cualquier otra cosa. Una muy emotiva recreación digna de verse. El cuento está escrito y dirigido por Pedro Solís y protagonizado por Nicolás, un chico con parálisis cerebral, y María, su amiga. Si el corto merece la pena verse únicamente por la belleza del mismo, se acrecienta esa sensación al conocer la historia que encierra.

Uno empieza a hacerse una idea de todo lo que se esconde detrás de Cuerdas cuando la animación acaba y el propio director se despide de la audiencia agradeciendo a tres personas en especial todo lo que le han aportado:

"A mi hija Alejandra: Gracias por inspirarme esta historia.
A mi hijo Nicolás: Ojalá nunca me hubieses inspirado esta historia.
A Lola: Por todo lo que no has llorado delante de mi.""

...Y es en ese momento cuando se te hiela el corazón...

Porque en ocasiones la ficción no es tan dura como lo es la realidad. Porque, en efecto, el director narra la historia de su propio hijo, Nicolás, que en la vida real sufre esa parálisis cerebral que lo mantiene pegado a una silla de ruedas sin movilidad alguna. Uno indaga en la existencia de esa familia y se le encoge el alma, se le eriza la piel y al final no puede más que dar gracias de corazón por lo que tiene y, sobre todo y ante todo, enorgullecerse de que haya personas en el mundo como Pedro Solís, su esposa y su familia.

Aquí podéis escuchar una entrevista en la COPE al director.

Ojalá en el mundo hubiera más Marías y más Alejandras, ojalá todos fuéramos tan valientes y excepcionales como Pedro y Lola. Ojalá la vida se respetase como lo hacen ellos y nos quisiéramos la mitad, únicamente la mitad, de lo que esa familia se ama. Ojalá aprendiéramos un poquito más de toda esa gente y menos de la estupidez humana que reina en la sociedad actual. Ojalá pudiera decirles a todos ellos lo orgulloso que me han hecho sentir esta mañana sin ni siquiera conocerles y, por último, ojalá pudiera mandarles todo mi agradecimiento y mi más sincera enhorabuena; porque si algo creo firmemente es que el fin último de cualquier persona es precisamente eso, ser una buena persona, y sabe Dios que esa familia no puede ser más grande. De corazón y desde la distancia, gracias por un cortometraje tan bonito y sobre todo por ser ejemplo para el resto de la humanidad.


PD: Como veréis no he enlazado el corto en esta entrada, el porqué es muy sencillo y lo entenderéis con esta frase del propio director: "Llevo toda la tarde acordándome de los familiares de los señores de Youtube, llevamos 3 días denunciando y no hay manera de quitar el vídeo de la red. Estoy orgulloso de que tanta gente lo haya visto pero si me iba a comprar una silla nueva para mi hijo ya no podré hacerlo".

jueves, 20 de febrero de 2014

La proposición con pósits

Susana llegaba a casa después de un duro y larguísimo día en la oficina. Se había calado hasta los huesos desde la salida de la boca del metro por culpa de una oportuna nube que parecía haber descargado toda la lluvia sobre ella. "Pero bueno, ya se acabó por hoy", pensó.
Sacó el manojo de llaves del bolso en la puerta del portal y la abrió. Allí se encontró con su vecino Norberto, un uruguayo pesadísimo que detestaba y que comenzó a contarle su vida desde la misma entrada hasta el quinto piso donde vivía. Se despidió cortésmente y con una sonrisa forzada avanzó los últimos metros del pasillo hasta su hogar. "Una ducha caliente, cena rápida y me voy a la cama" dijo en voz alta casi sin darse cuenta. Sin embargo, algo la detuvo a pocos centímetros de la puerta. Era una nota escrita sobre un papel rosa que la dejó de piedra.




"Unas pistas he dejado a mi princesa
Tras su día duro y agotador
Si quieres encontrar la sorpresa
Busca rápido en el ordenador"

Se emocionó al instante. Supo enseguida que Santi, su novio, estaba detrás de todo aquello y sonrió. "Por fin una buena noticia, ¿qué será lo que me tiene que decir?" comentó para sus adentros. Abrió la puerta de la casa y ésta le pareció vacía. Intrigada como una niña en la mañana de reyes, dejó su maletín en la entrada y se dirigó rápidamente a la sala donde se encontraba el ordenador.

"Una propuesta trascendente y definida
he de comentarte sin dilación,
una proposición seria, formal y atrevida
y que se encuentra en la habitación"

Se sonrojó. Imaginó qué podría ser aquello tan importante que su novio le tenía que decir y no pudo caer más que en una cosa. Un escalofrío de felicidad recorrió su cuerpo y, por supuesto, siguió en busca de la tercera pista

lunes, 10 de febrero de 2014

28 días

No hace falta más que eso, veintiocho días.

Uno para conocerte, dos para camelarte, el tercero para conquistarte y el cuarto para robarte el primer beso. Lo hago despacio, sin prisa alguna y con la seguridad de que me quedan veinticuatro por delante. Llega el quinto y lo vuelvo a hacer durante veintitantas horas hasta que el sexto aparece por el horizonte haciéndome pensar: "El reloj debe estar roto, me parece que avanza más rápido de la cuenta" Y cuando me he querido dar precisamente eso, cuenta, el primer domingo ya está aquí, ha llegado sin avisar.

Pero no me entretengo demasiado a reflexionar sobre ello, ¿qué es una semana entre el infinito de un amor que no conoce final? y dedico mi octavo día a desnudarte y el noveno, el décimo y el undécimo a memorizar el mapa de tu cuerpo como si mi vida dependiese de ello, como si me fueran a abandonar en aquel terreno inhóspito y dependiese de mi memoria fotográfica la supervivencia de mi ente, tanto físico como espiritual. Doce días han pasado y no dejo que te separes de mí. Te aprieto a mi pecho mientras el segundo fin de semana entra de golpe en nuestras vidas y nosotros, ajenos al mundo, lo dedicamos a pasarlo bajo el edredón de la cama, dejando de lado a una nevada que acecha fuera de él. Nunca creí en San Valentín hasta haber visto la curva de tu espalda, tiene que haber algo superior a nosotros que pueda crear semejante espectáculo, no encuentro otra explicación.


miércoles, 29 de enero de 2014

La magia

La profesora tenía fama de ser una de las más duras, serias e inflexibles de toda la universidad. No tendría más de treinta o treinta y dos años pero ya era toda una eminencia en las aulas por aquella rigurosidad con que impartía las clases. No consentía la impuntualidad, la falta de asistencia, los ruidos o tan siquiera que se bebiese agua. Su melena castaña le llegaba por debajo de los hombros y aunque las primeras arrugas ya se asomaban en su cara, mantenía intacta su belleza, probablemente acentuada por aquel toque mágico que produce en algunas mujeres el desgaste de los años.

El reloj marcaba las nueve en punto cuando aquella señora hizo su entrada en la sala donde medio centenar de alumnos la esperaban. El cielo se había levantado alegre y las nubes brillaban por su ausencia. El sol golpeaba con fuerza ya de buena mañana y las faldas ondeaban como banderas de países desconocidos mecidas por una suave brisa matutina. La mujer saludó al público y éste le contestó desganado.

“Abran el libro por la página trescientos cuarenta y siete” comentó en voz alta antes de comenzar el monólogo de casi hora y media que tenía preparado. En aquella ocasión la magia y las creencias mitológicas antiguas copaban la lección y ella, mujer de ciencias como presumía ser, abordó su soliloquio en tono de sorna y con el convencimiento de que aquellos veinteañeros llegarían a casa aquel mediodía aprendiendo un poco más sobre la vida de verdad, y no de las historias que les habían contado durante años.

“La ciencia existe, la magia no”. Así inició su intervención aquella mujer radiante por fuera y alicaída por dentro, aquel ser frágil que se refugiaba bajo un manto de seguridad inventada pero que se reconcomía por un beso o una caricia. “No busquen varitas mágicas ni chisteras de donde salgan extraños animales” seguía repitiendo una y otra vez, cubriéndose de importancia con cada sílaba que su boca pronunciaba. Y siguió y siguió repitiendo conceptos tan duros como probablemente ciertos, tan crudos como opacos, tan vacuos como tristes; hasta que, de repente, una mano se levantó en la última fila.

 



- ¿Tiene algo que añadir, caballero?” – preguntó sorprendida la profesora
- Sí – respondió un muchacho de ojos claros – creo que no lleva usted razón.

El murmullo se hizo palpable y la asombrada mujer, lejos de molestarse, buscó explicación a esa interrupción.

- ¿Puede explicarse mejor?
- Claro, creo que usted está equivocada. La magia sí que existe y si usted quiere le hago un truco ahora mismo. Ah, y no necesito varita.

Las risas estallaron en la sala como una bomba de relojería e incluso esa mujer taciturna y endiabladamente triste que vagaba por los pasillos mustia y afligida, dejó entrever un amago de sonrisa entre sus labios. Le hizo gracia la situación y casi sin darse cuenta, estalló a reír al compás que marcaban sus alumnos mientras el muchacho seguía de pie, impertérrito y observándola. El bullicio siguió durante casi un minuto que se hizo interminable. La profesora intentaba guardar la compostura ante ese arrebato que su cuerpo le había propiciado por sorpresa y por culpa de aquel joven que ahora le sonreía desde la lejanía. 

- Por favor – interrumpió la maestra – dejemos que nuestro amigo haga ese truco que nos ha prometido – dijo intentando calmarse e intrigada por la promesa.
- Ya lo he hecho, señora. La hemos visto reír después de casi ocho meses. No creo que haya una prueba más fehaciente de que la magia existe que esa sonrisa que nos acaba de regalar. Puede usted seguir con la lección.