miércoles, 14 de diciembre de 2011

Politaxi

Os dejo una anécodta que me contó ayer un amigo mío sobre un conocido suyo:

Resulta que el conocido de mi amigo, salió un día de fiesta por Madrid y, digámoslo finamente, bebió demasiado. Anduvo deambulando por las calles de la capital durante bastante tiempo, sin tener consciencia de por donde andaba exactamente. Su único fin era llegar a casa, pero carecía totalmente de sentido de la orientación debido a su embriaguez supina. Finalmente, y tras mucho caminar, decidió acostarse en una esquina de una céntrica avenida. Cuando por fin quedó dormido, fue despertado por una patrulla de policía que, muy amablemente, le ofreció acompañarlo a casa.

Desde entonces, el colega de mi amigo siempre que sale de fiesta, se queda acostado en una esquina de esa avenida para que la policía lo lleve a casa y ahorrarse el dinero del taxi

Hecho verídico (aunque resulte difícil de creer)