Recopilación de todo lo que veo, escribo, escucho, hago, siento y quiero... o simplemente me invento.
miércoles, 25 de febrero de 2009
martes, 17 de febrero de 2009
Carta de amor
"Estimada Cristina:
A continuación te remito dicha lista, para que puedas solicitar la certificación al Notario (...)(...) y tener listos todos los escritos antes de la comparecencia ante el tribunal. Como veras, he dividido la lista en dos partes. Básicamente, un apartado con las cosas de nuestros cinco años de matrimonio con las que me gustaría quedarme y otra con las que te puedes quedar tú. Para cualquier duda o comentario, ya sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina (de ocho a cuatro) o al móvil (hasta las once) y estaré encantado de repasar la lista contigo.
COSAS QUE DESEO CONSERVAR:
- La carne de gallina que salpicó mis antebrazos cuando te vi por primera vez en la oficina.
- El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando te bajaste en la segunda planta, y yo aún no me atrevía a dirigirte la palabra.
- El movimiento de cabeza con el que aceptaste mi invitación a cenar.
- La mancha de rimel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos juntos.
- La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu pecho.
- El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
- Las gotas de lluvia que se enredaron en tu pelo durante nuestra luna de miel en Londres.
- Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos (También las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti).
COSAS QUE PUEDES CONSERVAR TU:
- Los silencios.
- Aquellos besos tibios y emponzoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
- El sabor acre de los insultos y reproches.
- La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu lado de la cama estaba vacío.
- Las nauseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en tu ropa.
- El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a hablar por teléfono con él.
- Las lagrimas que me tragué cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu ingle.
- Jorge y Cecilia... Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos a tener.
Con respecto al resto de objetos que hemos adquirido y compartido durante nuestro matrimonio (el coche, la casa, etc) sólo comunicarte que puedes quedártelos todos. Al fin y al cabo sólo son eso:...objetos. Por último, recordarte el nº de teléfono de mi abogado (.......) para que tu letrado pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio para ratificar nuestro convencimiento.
Afectuosamente, Roberto".
Sencillamente preciosa
lunes, 16 de febrero de 2009
Trozos de mí
Es quizá la parte de algún libro que alguien algún día quizá escribirá
domingo, 15 de febrero de 2009
Sálvame
La original...
Y en casa con una guitarra:
Las puertas del cielo no se abren y caigo por tener rotas mis alas. Y solo te veo a ti...sálvame
domingo, 8 de febrero de 2009
Ron Perla del Caribe
viernes, 6 de febrero de 2009
El Curioso caso de Benjamin Button
"A veces somos golpeados y no sabemos por qué. Ya sea por accidente o por decisión propia, no hay nada que puedas hacer.
Una mujer en París iba de compras, pero se olvidó el abrigo y regresó a buscarlo. Cuando volvió por él, sonó el teléfono y habló durante un par de minutos. Mientras hablaba por teléfono, Daisy ensayaba para una presentación en la Ópera de París. Y mientras ensayaba, la mujer que hablaba por teléfono salía a tomar un taxi, pero lo perdió.
Un taxista que acababa de dejar a un cliente se detuvo a tomar un café. Y todo esto ocurría mientras Daisy ensayaba. Ese mismo taxista, que había dejado al cliente y había parado a tomar un café, recogió a la mujer que iba de compras y había perdido el taxi anterior.
El taxista tuvo que frenar bruscamente para no atropellar a un hombre que cruzaba la calle y que iba a trabajar cinco minutos más tarde de lo habitual, porque había olvidado poner el despertador. Mientras ese hombre cruzaba la calle, Daisy había terminado de ensayar y se daba una ducha.
Mientras ella se bañaba, el taxista esperaba frente a una tienda a que la mujer que iba de compras recogiera un paquete que no estaba envuelto aún, porque la chica que debía hacerlo había peleado con su novio la noche anterior y olvidó envolverlo. El paquete fue finalmente envuelto y la mujer regresó al taxi, que tuvo que volver a frenar, esta vez porque fue bloqueado por un camión que salía. Todo esto ocurría mientras Daisy se vestía.
El camión se apartó y el taxi pudo continuar, mientras Daisy, la última en vestirse, esperaba a una de sus amigas, a la que se le había roto el cordón del zapato. Mientras tanto, el taxi se detuvo por la luz de un semáforo. Daisy y su amiga salían por detrás del teatro.
Si solo una cosa no hubiera ocurrido —si el cordón no se hubiera roto, o el camión se hubiera movido antes, o el paquete ya hubiera estado envuelto porque la chica no hubiera roto con su novio, o tal vez el hombre hubiese puesto el despertador cinco minutos antes, o el taxista no hubiera parado a tomar el café, o la mujer no hubiera olvidado el abrigo y hubiera tomado el primer taxi—, Daisy y su amiga habrían cruzado la calle y el taxi habría pasado por su lado…
Pero, siendo la vida como es —una serie de imprevistos e incidentes que te alcanzan sin el control de ninguno de nosotros—, el taxi no pasó por su lado. El taxista se distrajo un momento antes… y atropelló a Daisy."
Pensadlo y reflexionadlo, ¡cuánta razón tiene!