Susana llegaba a casa después de un duro y larguísimo día en la oficina. Se había calado hasta los huesos desde la salida de la boca del metro por culpa de una oportuna nube que parecía haber descargado toda la lluvia sobre ella. "Pero bueno, ya se acabó por hoy", pensó.
Sacó el manojo de llaves del bolso en la puerta del portal y la abrió. Allí se encontró con su vecino Norberto, un uruguayo pesadísimo que detestaba y que comenzó a contarle su vida desde la misma entrada hasta el quinto piso donde vivía. Se despidió cortésmente y con una sonrisa forzada avanzó los últimos metros del pasillo hasta su hogar. "Una ducha caliente, cena rápida y me voy a la cama" dijo en voz alta casi sin darse cuenta. Sin embargo, algo la detuvo a pocos centímetros de la puerta. Era una nota escrita sobre un papel rosa que la dejó de piedra.
"Unas pistas he dejado a mi princesa
Tras su día duro y agotador
Si quieres encontrar la sorpresa
Busca rápido en el ordenador"
Se emocionó al instante. Supo enseguida que Santi, su novio, estaba detrás de todo aquello y sonrió. "Por fin una buena noticia, ¿qué será lo que me tiene que decir?" comentó para sus adentros. Abrió la puerta de la casa y ésta le pareció vacía. Intrigada como una niña en la mañana de reyes, dejó su maletín en la entrada y se dirigó rápidamente a la sala donde se encontraba el ordenador.
"Una propuesta trascendente y definida
he de comentarte sin dilación,
una proposición seria, formal y atrevida
y que se encuentra en la habitación"
Se sonrojó. Imaginó qué podría ser aquello tan importante que su novio le tenía que decir y no pudo caer más que en una cosa. Un escalofrío de felicidad recorrió su cuerpo y, por supuesto, siguió en busca de la tercera pista