domingo, 29 de mayo de 2011

Jonathan oye

Os traigo un vídeo por cortesía de mi hermano (@varumora) que cuanto menos es increíble. Se trata de Jonathan, un bebé que nació sordo y que, gracias a una aparato instalado en su cabeza, se dispone a oir por primera vez la voz de su mamá




Al que no se le abra el ojete hasta límites insospechados con semejante imagen, es que no tiene corazón.

sábado, 28 de mayo de 2011

Hitch

Si hay una película que puede abrirnos el camino al misterioso pero, increíblemente hermoso mundo de las mujeres, esa es Hitch. Aquí os dejo la introducción



"Principios básicos: ninguna mujer se despierta diciendo: "Dios, espero no enamorarme hoy". Ella puede decirte, "Este es realmente un mal momento para mi", o algo como "Sólo necesito un poco de espacio", o mi favorita: "Estoy concentrada en mi carrera ahora mismo".

¿Te lo crees? Ella tampoco. ¿Sabes por qué? Porque ella te miente, por eso. ¿Me entiendes? Miente.
No es un mal momento, no necesita más espacio, puede que esté concentrada en su trabajo... pero en realidad lo que ella está diciendo es: "Aléjate de mi ahora", o posiblemente "Esfuérzate más, estúpido".... bien, ¿cuál es cuál?

El 60% de la comunicación humana es no verbal: el lenguaje corporal. El 30% es tu tono de voz. Eso significa que el 90% de lo que estas diciendo no está saliendo de tu boca.

Por supuesto que ella te miente. Es una buena persona, no quiere herir tus sentimientos. ¿Qué iba a decirte entonces? Ni siquiera te conoce. Todavía. Afortunadamente el hecho es que justo como el resto de nosotros incluso una bella mujer no sabe lo que desea hasta que lo ve. Y allí es donde entro yo. Mi trabajo es abrirles los ojos"

martes, 24 de mayo de 2011

El verdadero rescate

Vaaaaale, ayer cambié un poquito la realidad y me dejé llevar quizás por mi imaginación en alguno de los pasajes que escribí. Me propongo a redactaros ahora la verdadera historia de cómo sucedió el rescate.

Llegábamos Iván, Pedro, Guille (tenéis sus twitters en la entrada anterior) y yo a la playa, cuando una señora con aspecto más o menos así...



... llegaba algo angustiada a preguntarnos si alguno sabía nadar:

- Perdonad chicos, ¿alguno de vosotros sabe nadar? es que hay un niño que se ha metido muy lejos y no puede salir

Efectivamente, a unos veinte o treinta metros de donde estábamos, un chaval las pasaba putas para poder mantenerse a flote. Inmediatamente Rulo y yo nos quitamos las camisetas (bueno, no son exactamente esculturales nuestros cuerpos, pongamos más bien que 'están forjados en el gimnasio de la vida') y corríamos a por él.

Iván se lanza al mar y comienza a bracear con él. Cuando lleva casi media hora, se da cuenta de que apenas había avanzado medio metro, con lo que ha de dejarse media vida en el intento de avanzar y no ser él quien se ahogue. Por mi parte, las cosas no va mucho mejor. Cuando me meto cinco metros en el agua, veo que el nivel del mar ya me sobrepasa las rodillas con lo que decido que es buena hora para dejar de correr y ponerme a nadar. Extrañamente, y cuando sólo había recorrido otro par de metros nadando, me doy cuenta de que, de nuevo y debido a la mierda de playa que es la Manga, el nivel ha bajado y cada brazada que doy me doy con los nudillos en el suelo. Me pongo al tanto del ridículo que estoy haciendo y vuelvo a ponerme de pie. Pudieron ser los cinco minutos más lamentables de nuestras vidas pero a las cincuenta o cien personas que habría no le importaba el rescate una soberana mierda, con lo que, por lo menos nadie nos ve. Finalmente y con más pena que gloria, llegamos hasta el chaval. Rulo le hace que lo rodee con los brazos y logramos acercarlo un poco a la orilla. El padre nos felicita con un "sois los mejores" y la vieja del principio ni se acerca para decirnos nada.
Las animadora de Wisconsin se habían ido a tomar una cerveza y nuestra hazaña queda en la nada. Espero que el cabronazo del niño por lo menos se acuerde denostros en unos años y se pague un cubata.

PD: Ya me habéis jodido la historia, espero que estéis contentos panda de cabrones

lunes, 23 de mayo de 2011

El rescate

Ya comenté el otro día por twitter (con más fracaso que éxito por cierto) la increíble heoricidad que mi amigo Iván (@ideotto) y yo hicimos el sábado por la tarde. Ante el aluvión de peticiones paso a escenificar en este humilde blog lo que pasó.

Llegábamos el propio Iván, Pedro (@ag_pedro), Guille (@guillermoagullo) y yo a la Manga a pasar un tranquilo y alegre día, bañándonos y relajándonos de nuestras muy estresantes vidas. Al llegar, extendimos nuestras toallas en la arena y nos tumbamos al sol para dorar nuestros esculturales cuerpos. A los cinco minutos, una señora llegó corriendo hacia nosotros con una cara de congoja, pavor y preocupación indescriptible. Tendría un aspecto más o menos así:



La mujer, presa del pánico, nos advierte que, a lo lejos, rozando el horizonte, un niño se está ahogando mientras su padre, sin éxito alguno, inteta salvarlo.
Era algo que cualquiera hubiese hecho, algo que un caballero no podría dejar en manos de otro. Iván y yo nos miramos, hicimos un leve asentimiento con la cabeza y ambos supimos que era nuestro deber. En ese mismo instante, nos despojamos de nuestras camisetas, lo que provocó que un grupo de animadoras de la universidad de Wiskonsin que, por coincidencias de la vida, estaban allí en la convención internacional de animadoras, se quedaran prendadas de nuestros atributos (y aún no habían visto el resto de atributos).
Corrimos prestos a enfrentarnos con el mar embravecido que aquella mañana forcejeaba con los bañistas de la temible playa de la Manga. Entre olas de varios metros de altura logramos llegar a aquel niño, arrastrarlo a la orilla y salvarlo de una muerte segura.

En la arena y bajo la atenta mirada de los miles de personas que había aquel día en la costa mediterránea española, pudimos realizarle correctamente la maniobra R.C.P y reanimarlo. Los aplausos atronaron en nuestros oídos cuando el pequeño escupió el agua que había tragado y se abrazaba a su madre que, agradecida, preguntó qué podía hacer por nosotros (extrañamente lo hizo chupándose insinuantemente un dedo). Lo único que respondimos fue:

- No se preocupe señora, era nuestro deber